Quitarse el muerto de encima

La Junta de Andalucía (PSOE+CS) y el Ayuntamiento de Níjar (PSOE+IU) han acabado en los tribunales para dilucidar cuál de las dos administraciones es la competente a la hora de rehabilitar el Cortijo del Fraile.

Es decir, que no están pugnando por el honor de llevar a cabo una actuación que, como tanto gustan ellas y ellos de decir, “ponga en valor” el mítico escenario de las celebérrimas Bodas de Sangre del poeta, divulgue el extraordinario legado del escritor y ayude de ese modo a que la gente se acerque a su descomunal figura. No. La realidad es que están peleando por quitarse el muerto de encima. Para apropiarse y patrimonializar la figura de Lorca ha habido prisas y prosas, carreras y patadas en donde ustedes ya saben o, por decirlo en lenguaje lorquiano, donde las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora. Pero para aflojar la mosca y pasar de los gestos a los gastos, ahí entran las penas de cauce oculto y las madrugadas remotas. Se usa a Lorca para hacer discursos y para prolongar antiguos quebrantos, pero a la hora de la verdad, si te he visto no me acuerdo.

Y todo esto viene a confirmar, en mi opinión, la pirotecnia y el fulgor declarativo que viene rodeando de colorida vaciedad la figura del genial granadino por parte de una presunta intelectualidad política (disculpen el contrasentido) que se ha preocupado más de buscar la calavera de plata del poeta que de enjabelgar y volver a levantar los muros del cortijo que inspiró una de sus creaciones más famosas.

En cualquier otro país, el lugar que inspiró la obra del que probablemente sea el mejor poeta de toda su historia llevaría años convertido en un centro de interpretación y divulgación de su obra. Pero en Almería llevamos treinta años hablando de Lorca entre novias, lunas y cuchillos, y entre todos hemos dejado que ese escenario se haya convertido en una minuciosa y reseca ruina. En pena negra que brota bajo el rumor del escombro. Me pregunto qué no podría decir el propio Federico de semejante espectáculo.