Me parece a mí que entre los debates pendientes en nuestra sociedad hay dos que son urgentes. Me refiero a los vientres de alquiler y a la eutanasia. Precisamente la nueva ministra de Sanidad los ha sacado a relucir en algunas de sus primeras declaraciones públicas. No puedo estar más de acuerdo con la ministra en que es necesaria una regulación internacional sobre la gestación subrogada. En España están prohibidos los "vientres de alquiler" de manera que muchas personas optan por irse a otros países donde sí está permitido. A mi me parece que es una nueva modalidad de uso, abuso y explotación mercantil del cuerpo de la mujer. Los que defienden la gestación subrogada afirman que es está es un acto de generosidad de las mujeres que "alquilan" sus vientres. Y sin embargo obvian lo principal: que hay agencias que gestionan "el alquiler" del cuerpo de una mujer para que lleve a termino un embarazo y esa gestión cuesta dinero. De la misma manera que a la mujer que alquila su vientre se la abona una cantidad por "las molestias". Es decir deshumanizan a la mujer que va a "prestar" su cuerpo para que anide una buena vida y se resume en "molestias" lo que supone un embarazo. Y para colmo nos quieren hacer creer que no tiene ninguna consecuencia sicológica ni física que una mujer lleve durante nueve meses en su vientre a un niño, que sienta como se transforma su cuerpo y como va creciendo una vida dentro de ella, para después de parirlo entregarlo alegremente. Confieso que se me pusieron los pelos de punta cuando Ciudadanos, en su defensa de los "vientres de alquiler" califica a las mujeres como "mujeres gestantes", es decir como si eso fuera una nueva profesión. Al parecer en Ciudadanos consideran que hay que una nueva actividad, ésta sí exclusivamente de mujeres, que es la de "mujer gestante". A quienes desean tener un hijo hay que recordarles que hay millones de niños en el mundo deseosos de tener una familia. Niños que pueden ser adoptados. Niños que necesitan unos padres que les quieran. En fin, que coincido con la ministra en que es necesaria una regulación internacional sobre esta materia. Y me parece acertada su reflexión comparando la maternidad subrogada con el tráfico de órganos. En lo que no estoy de acuerdo con la ministra es en aprobar una ley sobre la eutanasia sin que previamente haya un amplio debate en la sociedad. Sí me parece imprescindible que se garanticen los cuidados paliativos en todos los hospitales, y que nadie tenga que morir sufriendo. Aunque he de reconocer que la experiencia que tengo es que hoy en día los médicos no se dedican al encarnizamiento terapéutico y que sí administran esos cuidados en la medida en que disponen de los medios. La eutanasia son palabras mayores y el buen morir no es una cuestión de derechas ni de izquierdas, sino de humanidad. La cuestión es que los cuidados paliativos sean un derecho universal.
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