Los lugares de Saramago

Hace cinco años publiqué sendos artículos en La Voz y en el Diario de Avisos de Tenerife bajo el titulo “Los pueblos de Saramago”, una reflexión  sobre los tres lugares geográficos que protagonizaron la vida del único Nobel en lengua portuguesa y que en 2008 quedaron hermanados tras la firma de un protocolo promovido por la Fundación José Saramago para estrechar los lazos entre los tres lugares:  Azinhaga do Ribatejo, su cuna portuguesa, Tías, en Lanzarore, su residencia isleña durante los últimos diecisiete años de  vida, y Castril, en Granada, el pueblo familiar de su viuda, Pilar del Río, donde fue nombrado hijo adoptivo, donde contrajo matrimonio en 2007 y donde abrió las puertas de relevantes proyectos e iniciativa, entre otras la creación  de un centro de la Fundación a los que daría nombre y en la que se integraron varias instituciones.

Precisamente hoy se cumplen veinte años de la concesión del Premio Nobel de Literatura al autor de “Ensayo sobre la ceguera” y se inician los actos académicos conmemorativos con un congreso en Coimbra. Este fin de semana han comenzado las actividades de un vasto programa de celebraciones que con el título “Los lugares de Saramago” –una idea del primer ministro luso, António Costa- ha organizado la Fundación que preside la viuda del escritor. El pasado sábado, el primer ministro de Portugal, António Costa ,y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez rindieron en “A Casa” de Tías un homenaje a su generoso morador. Una fiesta popular con música y lectura de poemas protagonizó ayer el reconocimiento de la localidad natal, Azinhaga do Ribatejo, a unos cien kilómetros de Lisboa.

 Ahora que José Sousa “estaba, pero ya no está”, y sus cenizas reposan en tierra lusa, he de subrayar que sus tres pueblos contribuyeron a alimentar los lazos de identificación fraternal, generados por la admiración y el cariño que una gran parte de los habitantes de Azinhaga,Tías y Castril  ha sentido por el autor de “El viaje del elefante”. Sin embargo la figura del escritor no siempre corrió la misma suerte en sus, entonces, tres pueblos. 

La publicación de “El Evangelio según Jesucristo” originó, en 1991, un desencuentro de su autor con su país por las protestas generadas y la actitud del gobierno luso, lo que motivó el traslado definitivo de Saramago a Lanzarote. No obstante, la reconciliación se produjo en 2004. Tras la boda en Castril, su hijo adoptivo, que también lo era  de la provincia granadina, no regresaría jamás al pueblo. Su negativa a apoyar públicamente la acción de un colectivo ecologista en defensa del río Castril para impedir el trasvase de agua desde el Pantano del Negratín a la comarca de Baza y a la del Almanzora disgustó a los demandantes y a algunos vecinos que le increparon, le insultaron y reprocharon su actitud.

Algún tiempo  después de la muerte de José Sousa, la difusión por parte del entonces presidente de la Diputación granadina de la existencia de unas supuestas facturas pendientes de pago en el seno de la Fundación Centro José Saramago, en concreto una de 9.000 euros del banquete de bodas, provocó, a petición de la viuda, Pilar del Río, la eliminación del nombre del escritor de la referida fundación y su baja como vocal del patronato de la misma. Saramago dijo adiós a uno de sus tres pueblos, en donde había plantado un cerezo en el Parque Pequeñas Memorias, a él dedicado, junto a otro llamado la Arboleda Perdida, en recuerdo de Rafael Alberti.

Los lugares de Saramago ya solo son dos: Azinhaga do Ribatejo y Tías, el pueblo “conejero” herido bajo el sol por los vientos alisios. Es aquí, en su “A Casa”, donde el Nobel confirmó en la última entrevista concedida a quien suscribe que era su lugar preferido , aunque siempre mantuvo que su patria era la Lengua de Pessoa. Como en otros sitios, donde no se sabe reconocer y se desprecia el valor de la vinculación excepcional con tantos ilustres, sobre todo literatos, Castril no es ya lugar de Saramago, pese a haber tenido el privilegio de figurar en el mapa de la búsqueda de su infancia perdida, como él expresara en vida.