Andalucía como test

Fermín Bocos
14:00 • 10 oct. 2018

Sabiendo que las elecciones autonómicas andaluzas se celebrarán el día 2 de diciembre y sabiendo, también, que los restantes comicios autonómicos, municipales y europeos serán el 26 de mayo del 2019, queda despejada parte de la incógnita acerca de la fecha en la que Pedro Sánchez decidirá disolver las Cortes y convocar elecciones generales.


No serán antes del 2020. En esta idea están sus ministros según confidencia reciente de uno de ellos. Qué Susana Díaz, la presidenta andaluza, hay aducido la falta de estabilidad política como razón para convocar las elecciones al no poder aprobar los Presupuestos 

-Ciudadanos rompió el pacto de gobierno que tenía con el PSOE-, es una razón de peso al tiempo que un mensaje para el inquilino de La Moncloa.



Porque por esa razón, "la falta de estabilidad política", también Pedro Sánchez debería convocar elecciones visto que se le acumulan las dificultades para encontrar apoyos parlamentarios para poder aprobar los Presupuestos del año que viene. Ayer, Pablo Echenique, el negociador de Podemos, decía que tal como iban las negociaciones su grupo no apoyaría las Cuentas del 2019. Sabido es, por otra parte, que las exigencias de los partidos independentistas para apoyarlas son inasumibles. Ningún gobierno democrático podría satisfacer las peticiones de quienes pretenden que el Ejecutivo que preside Sánchez traslade instrucciones a la Fiscalía para que retire las acusaciones que pesan sobre los políticos separatistas que están presos. Sería una prevaricación.


El mensaje lanzado por Susana Díaz es nítido. Sí no hay Presupuestos, lo correcto -podría añadirse que lo decente-, es convocar elecciones. Pero Pedro Sánchez no se dará por aludido. Tiene un cartucho en la recámara. Si le dejan solo o solo con Podemos y el PNV, tirará de pragmatismo y prorrogará las cuentas heredadas del Gobierno de Mariano Rajoy. Y lo haría argumentando que las derechas (el PP y de Ciudadanos) serían los causantes de que el Gobierno que preside no pudiera aplicar los programas sociales prometidos. Y se quedaría tan ancho haciendo "jogging" por las mañanas en los jardines de La Moncloa.






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