Ahora nos toca a nosotros, a los nijareños y nijareñas. No se trata de que hayamos estado escondidos ni nada por el estilo, sencillamente durante tres años y medio nos hemos visto obligados a recluirnos entre números para poner orden en un municipio que se encontraba en bancarrota. Y no, no es una declaración política ni una frase electoralista, sino la triste realidad que nos encontramos de quienes se daban golpes en el pecho como buenos gestores pero que al mismo tiempo dejaron 20 millones de euros de deuda en bancos y otros tres en facturas sin pagar. De estos 20 millones más de la mitad ya han sido liquidados, precisamente aquellos que mayores intereses nos generaban, porque tampoco acertaron nuestros antecesores a la hora de negociar con qué bancos hipotecar el dinero de los nijareños ni mucho menos en el tipo de interés con el que compraron el dinero. Total, no les dolía en sus bolsillos.
Ahora que hemos salvado los escollos más difíciles, podemos permitirnos invertir, pero seguro que todos se preguntarán cómo se puede ahorrar tanto dinero sin subir impuestos. Pues sencillamente no gastando, pidiendo paciencia a los vecinos, a los sectores productivos y sobre todo renegociando todos los servicios en los que sabíamos que podíamos pagar menos al mismo tiempo que mantener o mejorar la prestación. Ejemplo claro el agua. Descontamos de la factura más de tres millones de euros y, además, obligamos a una modernización de la red de servicios. Y esto es complicado, pero también tiene un poco de lentejas, por eso de que si quieres las tomas y si no las dejas, y la empresa concesionaria entendió que era mejor asegurarse un cliente que ahora sí que paga, como Níjar, que mantenerse en una posición totalmente insostenible.
Pues bien, ahora haremos el carril bici que une Campohermoso con San Isidro, la vía que comunica la dos principales poblaciones de este territorio y por el que discurre la mayor parte del tráfico rodado de esas personas que trabajan en invernaderos. Quizás alguno pensaba que en Níjar necesitábamos una infraestructura de este tipo para hacer deporte, que también, pero no es del todo así. La población que reside en Níjar tiene en la bicicleta su principal medio de transporte y esta vía entre Campohermoso y San Isidro es la que mayor volumen de transeúntes genera.
Junto a este carril que pagaremos nosotros, porque ya no podemos esperar más, hacemos tres cuartos de lo mismo con los caminos rurales. Más de un millón de euros de recursos propios y otro que aportan la Junta de Andalucía en mayor medida y la administración provincial en la parte que estrictamente le corresponde. Y aquí más de lo mismo, tomamos la iniciativa de empezar y actuar no por un compromiso electoral o esa moda de hacer obras en el último tramo de legislatura, sino porque es ahora cuando podemos disponer de dinero y, sobre todo, porque no podemos promocionar nuestra comarca como la cuna de la agricultura ecológica y no poner los medios mínimamente necesarios para que esos productos salgan de los invernaderos con las garantías adecuadas. Es decir, que los caminos rurales no eran un opción, sino una obligación. También lo eran hace cuatro años, al igual que ser leal con los recursos económicos disponibles y no endeudar un ayuntamiento por encima de sus posibilidades porque al fin y al cabo es endeudar a los ciudadanos, pero les recuerdo lo de los 20 millones de euros debidos a bancos y más de tres a pequeñas empresas.
Puede que muchos crean que me llena de satisfacción poder acometer estas obras, que en cierta medida es así, pero como alcaldesa no puedo dejar de pensar en lo que hemos pagado de deuda, en lo que habrían supuesto esos diez millones en obras públicas y servicios a los ciudadanos. Y esa es la parte que me entristece, comprobar que hemos pagado cantidades ingentes de dinero por créditos que no sirvieron para cubrir las necesidades básicas de nuestro municipio.
Ahora nos toca demostrar cómo lo hacemos nosotros y, como digo es la hora de Níjar, de asfaltar ese camino que durante estos años hemos construido para llegar en mejores condiciones a un futuro inminente y en el que vamos a ser el punto de enlace con las grandes redes del transporte en Andalucía con el resto de España. Decir que es nuestra hora significa que podemos dotarnos de esas cosas de las que durante años nos hemos privado, y abarca desde un carril bici a la propia ampliación del cementerio de la Villa, porque al fin y al cabo todo es dinero. Nosotros lo hemos generado y, encima, bajando el IBI rústico a su mínima expresión, pero con el voto en contra del PP a todas y cada una de estas iniciativas, y eso ya no nos importa porque no llegamos aquí para hacer políticas de cara a Facebook, sino a pie de camino rural recién asfaltado.
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Esperanza Pérez Felices