Todo el mundo sabe cómo llegó Pedro Sánchez a ser presidente del Gobierno de España. Conseguir los apoyos necesarios para sacar adelante una moción de censura comporta adquirir hipotecas políticas de hierro. Algunas ya le están empezando a pasar la factura. No todos los acreedores proceden de la misma manera ni con idénticos códigos escénicos. Unos son más discretos que otros. O si se prefiere, algunos actúan con más sigilo siguiendo pautas de actuación política consolidadas por años de éxito exprimiendo el limón de una ley electoral que a todas luces les otorga un plus. Hablo del PNV. Partido cuyos diputados votaron a favor de Sánchez una semana después de haber pactado con Rajoy un voto favorable a sus Presupuestos. Como buenos democristianos: una vela a Dios y otra al Diablo.
¿Qué piden a cambio del cambio? Pues lo que ya está en marcha: mantener la partida millonaria lograda en la negociación con Rajoy y
acercamiento de presos de la ETA a cárceles vascas. También se habla de algo que vendrá después: que les devuelvan la propiedad del palacete parisino que fue sede del Gobierno Vasco en el exilio -allí está ahora el Instituto Cervantes-. Se dicen tantas cosas...
Claro que algunos encajan como anillo al dedo con la realidad. Tenemos ejemplos en las declaraciones de varios ministros opinando que los hechos ocurrido hace un año en Cataluña (entre otros, la declaración de independencia y la proclamación de la República Catalana) no fueron actos propios de un proceso de rebelión. Ni siquiera ven en lo ocurrido una maniobra de sedición. No. Hablan de simple malversación de fondos.
Algunos de ellos también opinan que no se justifica la prisión preventiva que cumplen varios de los presuntos responsables de aquellos actos. A la vista de lo cual cabe pensar que si el propio Pedro Sánchez que hace seis meses (17 de mayo, Espejo Público, Antena 3) afirmaba con rotundidad que lo ocurrido en Cataluña había sido un intento de rebelión, un golpe, y ahora ha cambiado de opinión pasando a minimizar la cuestión, quiere decirse que estamos ante lo que sólo tiene una explicación: desde el Gobierno, con el Presidente a la cabeza, están intentando hacer el "gesto" (influir en las togas) que reiteradamente les solicitaban desde ERC (Joan Tardá) y el propio presidente de la "Generalitat" Quim Torra, a cambio de apoyar el proyecto de Presupuestos que ya cuenta con el apoyo y la firma de Pablo Iglesias, como coautor de los mismos. Y en eso están por más que quieran disimularlo. Pagando la hipoteca.
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