Estos días se habla de elecciones. De la posibilidad de que el Presidente pudiera adelantar las elecciones generales. Incluso el ministro Ábalos, que además es el número "dos" del PSOE, ha puesto fecha: el 26 de mayo del 2019. Pedro Sánchez no le ha desmentido aunque ha recordado que el Presidente es él y por tanto será él quién diga la última palabra.
Algunos de los líderes de Podemos, léase Pablo Iglesias o Echenique, no dejan de avisar que Pedro Sánchez va a tener muy difícil gobernar sin Presupuestos y por si acaso ya se están preparando para las elecciones. Y desde Ciudadanos, Albert Rivera le pide día sí y día también que convoque elecciones.
Naturalmente Pedro Sánchez actuará en función de sus propios intereses. Digo lo de "naturalmente" porque es evidente que las convocará cuando crea que las urnas le pueden ser propicias. Mientras tanto va a seguir utilizando su tan criticada formula del decreto-ley.
Pero con Pedro Sánchez nunca se sabe, lo mismo actúa como Presidente o como Sánchez opositor porque gracias a la Vicepresidenta Calvo los españolitos hemos comprendido que en Pedro Sánchez habitan dos políticos bien diferentes, uno es el que era líder de la oposición, otro el que ocupa la presidencia del Gobierno.
El Sánchez de la oposición alzaba su dedo acusador contra Rajoy al que acusaba de utilizar demasiado a menudo el decreto-ley para gobernar, pero el Sánchez presidente viene demostrando que no está dispuesto a pasar ni un día de menos en la Moncloa aunque tenga que hacerlo a golpe de decreto-ley. Faltaría más.
El Presidente no es de los que se arruga y por tanto lo mismo decide tirar millas sin Presupuestos propios como convocarnos a las urnas de un día para otro.
La promesa estrella es subir el salario mínimo, y eso lo puede hacer dando la vuelta a la ley y logrando además votos más que suficientes.
Es más, incluso le puede venir bien que los partidos independentistas no quieran aprobarle los Presupuestos porque eso le permitiría presentarse más ligero de compromisos con el independentismo ante el electorado.
Yo me encuentro entre los escépticos, entre quienes creen que Sánchez permanecerá en la Moncloa hasta que por imperativo de la ley no tenga más remedio que convocar elecciones, pero naturalmente como el propio Presidente dice, eso solo lo sabe y lo decide él. Así que solo queda esperar.
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