De camino a casa quiero ser libre, no valiente

Juan Torrijos
14:01 • 28 nov. 2018

Es difícil de encontrar una frase mejor que resuma a la perfección la aspiración de la mujer ante la situación que vive en esta sociedad nuestra: “De camino a casa quiero ser libre, no valiente”. De camino a casa no quiero tener que ser cinturón de nada, quiero ser libre para andar sin miedo por la calle. El pasado día veinticinco de nuevo miles de personas tomaban las calles de la ciudad y de los pueblos más importantes de Almería en contra del maltrato, del miedo y por una sociedad que se preocupe más de la defensa de la mujer maltratada. ¿No estamos siendo bastantes hipócritas cuando salimos a la calle un día ante el llamamiento colectivo, pero no ejercemos con la fuerza que sería necesaria esa lucha el resto del año? No quiero poner el acento en los políticos y sus leyes, tampoco en los jueces y en la interpretación de esas leyes y menos en las fuerzas de seguridad, pero, las leyes de los políticos no están respondiendo a las necesidades reales del problema, las sentencias de los jueces tampoco lo logran y las fuerzas de seguridad no están cubriendo las mínimas necesidades reales de libertad a la que aspiran las mujeres.


El grito de las mujeres: “de camino a casa quiero ser libre, no valiente”, se lo deben tomar más en serio las tres parcelas a la que toca más cerca: política, justicia y seguridad. Y si analizamos la violencia vivida en estos años, y nos asomamos al número de mujeres que han muerto a manos de sus maridos y compañeros, algo nos dice que las soluciones aportadas hasta el momento no han servido a defender la vida de estas mujeres. El Paseo de Almería se llenaba con más de mil personas, pero hasta en los pueblos más pequeños de Almería se ha vivido una jornada en la que la violencia de género ha estado presente y con ella el grito de miles de mujeres que quieren andar y pasear libres por nuestras calles, que no quieren ser valientes, sino libres.


En medio de ese maltrato a la mujer que causa la muerte de muchas de ellas se encuentra el infantil, con menos presencia en los medios y en la calle pero tan perturbador o más, ya que estamos ante los más vulnerables, unos críos a los que se puede marcar para el resto de sus vidas. En estos días nos enteramos que más de ciento cincuenta denuncias se están investigando en nuestra provincia sobre maltrato infantil. ¿Está enferma esta sociedad?






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