Emilio Ruiz
22:33 • 07 sept. 2011
No es, obviamente, el resultado de un partido de basket, por más que el Unicaja Baloncesto nos tenga acostumbrados a resultados como éste y a otros aún más abultados. Es el acuerdo final al que han llegado Unicaja y Caja España-Duero en el reparto de la entidad resultante de la fusión de ambas entidades.
O, para ser más exactos, en el banco resultante de la fusión de los bancos que ambas entidades han constituido ex profeso. El porcentaje difiere ligeramente del que establecieron el 14 de abril en el preacuerdo de integración, que era de 63-37.
La razón de este reajuste es por el resultado de una "due diligence" que no deja a las cajas castellano-leonesas en muy buen lugar. Ayer tarde, los consejos de administración de las dos entidades sellaron la integración, configurándose así la tercera entidad financiera española con base en cajas de ahorros, tras Bankia y Caixaibank.
Sólo falta ya lo que no deja de ser un mero trámite: los acuerdos de las asambleas generales extraordinarias que deberán realizarse antes del 30 de septiembre para dar cumplimiento a los plazos establecidos por el Banco de España.
La nueva entidad podría estar totalmente operativa el 1 de enero de 2012. Tendrá 80.000 millones de euros en activos y más de 9.000 empleados.
Si hubiera que destacar algunos aspectos significativos del proceso que ahora culmina, ésos serían tres: profesionalidad, responsabilidad y sentido de la realidad. Braulio Medel, presidente de Unicaja, y Evaristo del Canto, presidente de Caja España-Duero, han dado un ejemplo de profesionalidad. Para ello, siempre han contado con el apoyo político, inestimable en estos casos, tanto de las autoridades de Castilla y León y de Andalucía como de los partidos que gobiernan ambas comunidades.
Un acuerdo como éste, tan descompensado, se presta mucho para ejercer la demagogia y al victimismo, sobre todo por la parte que se considera perjudicada. El Partido Popular de Castilla y León ha cortado de raíz cualquier intento de desestabilización, reuniendo la semana pasada a todos sus presidentes provinciales para salir con una sola voz en defensa de una unión que consideraba como la mejor opción de entre las varias posibles.
Una actitud, por cierto, bien diferente de la que está ejerciendo estos días Coalición Canaria con su intento de evitar de malos modos la integración de Caja Rural de Canarias en Cajamar.
A Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias, le está costando trabajo entender que el futuro de las dos cajas canarias pasa por la unión a otra u otras de mucho mayor tamaño. Caja Rural de Canarias y Cajasiete apenas alcanzan los 2.000 millones de activos cada una. Unidas nunca podrían ser "la gran caja canaria", como él dice, sino una nueva entidad aún pequeña que necesariamente necesitaría integrarse en otra grande para poder subsistir.
Tal vez por esto, en Canarias ya están surgiendo voces que propugnan por la subida también de Cajasiete al carro de Cajamar. Manuel Gutiérrez Navas, el responsable de Comunicación de Cajamar, en su visita a las islas la pasada semana, fue preguntado al respecto. La puerta de Cajamar, vino a decir, siempre está abierta para otras entidades, pero en el caso concreto que se le exponía no tardó en añadir que para ello había que contar con la conformidad de Caja Rural de Canarias. Conformidad que fue concedida de inmediato. ¿Terminará también Cajasiete en el S. I. P. del Grupo Cooperativo Cajamar? No sería de extrañar.
O, para ser más exactos, en el banco resultante de la fusión de los bancos que ambas entidades han constituido ex profeso. El porcentaje difiere ligeramente del que establecieron el 14 de abril en el preacuerdo de integración, que era de 63-37.
La razón de este reajuste es por el resultado de una "due diligence" que no deja a las cajas castellano-leonesas en muy buen lugar. Ayer tarde, los consejos de administración de las dos entidades sellaron la integración, configurándose así la tercera entidad financiera española con base en cajas de ahorros, tras Bankia y Caixaibank.
Sólo falta ya lo que no deja de ser un mero trámite: los acuerdos de las asambleas generales extraordinarias que deberán realizarse antes del 30 de septiembre para dar cumplimiento a los plazos establecidos por el Banco de España.
La nueva entidad podría estar totalmente operativa el 1 de enero de 2012. Tendrá 80.000 millones de euros en activos y más de 9.000 empleados.
Si hubiera que destacar algunos aspectos significativos del proceso que ahora culmina, ésos serían tres: profesionalidad, responsabilidad y sentido de la realidad. Braulio Medel, presidente de Unicaja, y Evaristo del Canto, presidente de Caja España-Duero, han dado un ejemplo de profesionalidad. Para ello, siempre han contado con el apoyo político, inestimable en estos casos, tanto de las autoridades de Castilla y León y de Andalucía como de los partidos que gobiernan ambas comunidades.
Un acuerdo como éste, tan descompensado, se presta mucho para ejercer la demagogia y al victimismo, sobre todo por la parte que se considera perjudicada. El Partido Popular de Castilla y León ha cortado de raíz cualquier intento de desestabilización, reuniendo la semana pasada a todos sus presidentes provinciales para salir con una sola voz en defensa de una unión que consideraba como la mejor opción de entre las varias posibles.
Una actitud, por cierto, bien diferente de la que está ejerciendo estos días Coalición Canaria con su intento de evitar de malos modos la integración de Caja Rural de Canarias en Cajamar.
A Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias, le está costando trabajo entender que el futuro de las dos cajas canarias pasa por la unión a otra u otras de mucho mayor tamaño. Caja Rural de Canarias y Cajasiete apenas alcanzan los 2.000 millones de activos cada una. Unidas nunca podrían ser "la gran caja canaria", como él dice, sino una nueva entidad aún pequeña que necesariamente necesitaría integrarse en otra grande para poder subsistir.
Tal vez por esto, en Canarias ya están surgiendo voces que propugnan por la subida también de Cajasiete al carro de Cajamar. Manuel Gutiérrez Navas, el responsable de Comunicación de Cajamar, en su visita a las islas la pasada semana, fue preguntado al respecto. La puerta de Cajamar, vino a decir, siempre está abierta para otras entidades, pero en el caso concreto que se le exponía no tardó en añadir que para ello había que contar con la conformidad de Caja Rural de Canarias. Conformidad que fue concedida de inmediato. ¿Terminará también Cajasiete en el S. I. P. del Grupo Cooperativo Cajamar? No sería de extrañar.
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