Dentro de unos días, el 15 de enero, el Rey Felipe VI inaugurará el nuevo Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, situado en la pedanía de Corvera, a medio camino entre la capital de la comunidad y Cartagena. A pesar de que las obras finalizaron en 2012, no va a ser hasta 2019 cuando empiecen a verse su utilidad. La idea de su construcción surgió en 2006 de una iniciativa privada de la constructora Sacyr. Fueron muchas las personas que consideraron que no tenía sentido esta nueva infraestructura, teniendo tan cerca, por un lado, al Aeropuerto de Alicante (por el que pasan 12 millones de usuarios al año), y por otro, al de San Javier, más cercano al Mar Menor y a solo 30 kilómetros del de Corvera. La iniciativa de construir un nuevo aeropuerto privado se veía más bien como un capricho del presidente de la constructora, Luis del Rivero, que quería tener un detalle –y menudo detalle- con su tierra de nacimiento. Al final se ha visato que el empeño de Rivero no era tan generoso, pues Sacyr –ahora bajo la presidencia de Manuel Manrique, su socio de muchos años con el que ha terminado enemistado- reclama al Gobierno regional del Partido Popular nada menos que 518 millones de euros.
Después de muchos intentos de abrir al tráfico el nuevo aeropuerto sin que nadie mostrara el más mínimo interés por su uso, hace unos meses el Ejecutivo murciano acordó rescatar la concesión para concedérsela a Aena por un periodo de 25 años. La compañía propiedad del Estado va a hacer ahora lo que ante son ha querido: trasladar a Corvera toda la actividad de San Javier, que cesa en su función civil para convertirse nuevamente solo una base militar del Ejército. En este tránsito de actividad de un aeropuerto a otro, algunas aerolíneas han decidido suprimir vuelos mientras otras han manifestado su intención de abrir nuevas líneas. El aeropuerto de Murcia-San Javier cerró 2017 con 1,2 millones de pasajeros, una cifra algo superior al de Almería, que terminó el mismo año con 1.007.446 pasajeros. Los expertos consideran que será en torno a estas cifras en las que se moverá el nuevo aeródromo, si bien está preparado para alcanzar los tres millones de viajeros. Pero una cosa son las perspectivas y otra la realidad.
Como ésta que he relatado es la situación es por lo que ha sorprendido el artículo publicado por el periodista Miguel Cárceles en ‘Ideal’ el pasado viernes. “El aeropuerto de Murcia entrará a competir con el de Almería a partir del 15 de enero”, es como ha titulado su información. Pues como el de San Javier, habría que decir. En el desarrollo de la ‘noticia’ el periodista afirma que “el nuevo aeropuerto se situará prácticamente a la misma distancia de puntos eminentemente turísticos del Levante almeriense como Vera, Garrucha o Mojácar”, dando a entender que a los vecinos que residen en estas poblaciones les da igual, a la hora de realizar un viaje en avión, ir hacia un aeropuerto u otro. Y eso no es verdad. Si se toma como referencia Garrucha, por ejemplo, el nuevo aeropuerto de Corvera queda a 147 kilómetros. El de El Alquián, a solo 78, casi justamente la mitad. Si de tiempo hablamos, para ir a nuestro aeropuerto un garruchero tarda 40 minutos mientras llegar al de Corvera le cuesta casi una hora y media. Hay que ver con esta vieja manía que tenemos los almerienses de ensalzar lo ajeno para despreciar lo nuestro.
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