Máscaras de África

Máscaras de África

Juan José Ceba
23:10 • 10 sept. 2011
Vinimos de África; de allí es la energía engendradora, y –aún en su drama límite- es continente vitalísimo, que habrá de reverdecer por las extensiones secas de occidente. El Arte africano, en especial los sones de libertad y embriaguez, y las fascinantes creaciones escultóricas, no cesan de impactarnos, con sus asombrosos hallazgos expresivos. Mi pasión por sus tallas va creciendo, en la medida que me adentro en las muestras, cada vez más frecuentes e impresionantes que recorren nuestro país.
También en acontecimientos festivos encontramos centenares de máscaras y esculturas rituales, a la venta –y a precios irrisorios-; donde, junto a las piezas trabajadas en serie, surgen las obras auténticas, desbordadas de imaginación, fuerza de la tierra y del espíritu. Es todo muy inquietante, con la sensación de estar tocando el barro y una cultura antiquísima de unión con la greda primordial y la memoria de los antepasados. “Si la rama quiere florecer, que honre a la raíces”, dice un pensamiento africano. El abrazo entre arte y naturaleza no puede ser más estrecho y conmovedor.
El descubrimiento de las caretas y maderas talladas del continente hermano, por parte de las vanguardias artísticas -en el alba del siglo pasado- produjo un golpe de estupor, que generó obras de imitación en Braque, Modigliani o Picasso, que se convirtieron en regeneración de los lenguajes artísticos. El pintor Juan Gris, escribe vulnerado: “Las esculturas negras son una prueba flagrante de la posibilidad de un arte antirrealista”. Mas, uno de los rasgos de seducción del arte escultórico africano, es su inmensa variedad, con representaciones naturalistas, simbólicas, protectoras, rituales y una tradición milenaria de abstracción bellísima de líneas.
Este verano hemos vuelto a visitar el Centro Niemeyer de Avilés, donde se expone la prodigiosa colección personal de ‘Máscaras y miniaturas’ de Wole Soyinka; escritor nigeriano y premio Nóbel. En la presentación denuncia los expolios sistemáticos del arte africano hacia Europa. Su coleccionismo se hizo combativo. “Comencé a ‘coleccionar’ por resentimiento por los siglos de robos”. El poeta propone que los objetos artísticos se comuniquen en silencio, sin explicación de guías que secuestran el sentimiento: “Las formas son eternas, la intención que se les confiere es mera argumentación”. Cada uno de los tesoros allí expuestos son emociones de una energía vitalísima, la irrupción más auténtica de la tierra.






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