A los dirigentes de Ciudadanos les hubiera gustado que los Reyes Magos les hubieran traído la abstención del PSOE andaluz para que salga adelante el gobierno de coalición que han pactado con el PP.
Pero Susana Díaz lo tiene claro no va permitir que le arrebaten la Junta de Andalucía sin pelear y aún perdiendo la batalla tampoco va a dar facilidades. Así que el partido de Rivera se ve abocado a elegir entre lo malo y lo peor. Lo malo, no cumplir con las expectativas de cambio del electorado andaluz, lo peor llegar al gobierno andaluz bajo el aliento de Vox.
Si ya contar con los votos de Vox iba a ser un “trágala” ahora, después de las manifestaciones y exigencias de los dirigentes de este partido, es un “trágala y medio”.
Pero no es solo que Ciudadanos no pueda aceptar que Vox les imponga una agenda política, es que a los líderes del Partido Naranja no les conviene siquiera hacerse una foto con los de Vox.
El PSOE y el PP han venido perdiendo votos por el centro, votos que hasta el momento parece que se van concentrando en Ciudadanos, pero a los votantes de centro les resultará muy difícil, casi imposible, aceptar que este partido tenga relaciones directas con Vox.
Así que en Ciudadanos tienen un problemón, no pueden decir “sí” a las pretensiones de Vox pero tampoco pueden decir “no” a tratar con Vox, aunque sea indirectamente, porque de lo contrario no habrá “cambio” en Andalucía.
En cualquier caso Vox ha elegido el peor camino para hacerse notar al elegir ir contra las leyes que protegen a las mujeres de la violencia machista.
Albert Rivera no tiene muchas opciones pero el futuro político de su formación se lo va a jugar en la mesa andaluza. Veremos si es capaz de salir bien librado o si termina magullados por el abrazo de Vox.
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