Qué modelo de Canal Sur queremos

Emilio Ruiz
14:00 • 13 ene. 2019

Por delante incluso de asuntos tan importantes como el desempleo o la escasa inversión industrial, el presente y el futuro de la Radio Televisión de Andalucía, de Canal Sur, ha ocupado  uno de los mayores espacios en las negociaciones para formar Gobierno en Andalucía. El acuerdo suscrito entre el Partido Popular y Ciudadanos resolvió la cuestión de la mejor forma que puede hacerse para dejar todo como está: constituyendo un grupo de expertos. “Constituiremos un Grupo de Expertos que estudie las posibilidades de redimensionamiento y de mejora de la eficiencia en la utilización de los recursos por la Radio y Televisión Andaluza (RTVA), así como las reformas necesarias para garantizar su profesionalidad, imparcialidad, pluralidad e independencia del poder político”, dice una de las 90 medidas acordadas entre estos dos partidos.


 El tercer partido que conforma la mayoría que apoyará al nuevo Gobierno, Vox, se ha mostrado mucho más beligerante. Durante la campaña electoral apostó directamente por el cierre de la cadena, y cuando se le hizo saber a Santiago Abascal que eso no era posible por respeto a nuestro Estatuto de Autonomía, entonces abogó por reducirla a la mínima expresión, eliminando toda la programación con la sola excepción de los toros y el programa de Juan y Medio. En las 19 medidas que Vox puso sobre la mesa para iniciar las negociaciones con el Partido Popular, el capítulo de la “Radiotelevisión andaluza” lo resolvía reduciendo a la mitad las aportaciones económicas de la Junta y con la eliminación de tres de los cuatro canales de televisión. Finalmente, el acuerdo suscrito entre el PP y Vox deja el tema con la misma ambigüedad que el firmado entre el PP y Ciudadanos: “Reducir el gasto, mejorar la eficiencia y racionalizar los recursos" y "garantizar el servicio público y la neutralidad ideológica e informativa". O sea, dejar la cosa como está.


 El papel que desempeña hoy Canal Sur es un tema de debate permanente entre los andaluces. Hay algún grupo de comunicación autóctono –por cierto, generosamente regado con dinero de la Junta- que se muestra especialmente beligerante con la cadena autonómica, pero da la impresión de que se trata de una postura interesada. No hay día en el que los periódicos de este grupo no propongan a los profesionales de la cadena cómo deben de actuar para mejorar su programación y elevar su audiencia. Nadie se explica cómo no emplean tanta sapiencia en mejorar su propia casa, en caída libre mes tras mes como muestran los datos que nos ofrece la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD). Pero, dejando al margen posturas como ésta, es cierto que Canal Sur ocupa tiempo y espacio en las conversaciones entre los telespectadores de Andalucía.



 Los medios de comunicación audiovisuales han sufrido una profunda transformación en las últimas tres décadas, precisamente las que coinciden con la existencia de Canal Sur. Una impresión muy extendida en Andalucía es que esta evolución de los medios no ha corrido en paralelo a la propia evolución de Canal Sur, que se ha quedado rezagada. El nacimiento de la cadena autonómica surgió con la televisión analógica y cuando las audiencias medias de una televisión se acercaban al treinta por ciento. Hoy, las audiencias que superen un solo dígito se consideran aceptables. El Canal Sur de 2019 no puede ser el Canal Sur de 1989, y en un parte importante lo sigue siendo, debido principalmente a una parálisis provocada desde la propia administración autonómica. Ninguna empresa privada medio seria soportaría aguantar más de cuatro año con un Consejo de Administración con su mandato cumplido o un director general provisional durante casi seis años. Esta anómala situación se ha mantenida por puro interés partidista y no por el interés de la cadena o de los telespectadores y radioyentes andaluces.


 Algunos medios de comunicación y algunos partidos políticos –y también numerosos ciudadanos andaluces- nos presentan la Radio Televisión de Andalucía como el monstruo de las tres cabezas que hace sangrar la economía de Andalucía por todos sus poros. Nada más lejos de la realidad. En 2009 la aportación de la Junta a la RTVA superaba los 180 millones de euros. Nueve años después, en 2018, la aportación  ha sido de 140 millones. Canal Sur le cuesta a cada andaluz menos de dos euros al mes. Con estos números, ¿beneficia a los andaluces el mantenimiento de una televisión y una radio públicas? Una respuesta afirmativa tiene que ser compatible con la exigencia de unos medios modernos, independientes y con una programación adaptada a la realidad social de Andalucía. El debate no debe ser Canal Sur sí o Canal Sur no. El debate debe establecerse sobre qué modelo de radio y televisión públicas queremos. 





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