Tras entregarlo el pasado lunes en el Congreso de los Diputados, el Boletín Oficial de las Cortes Generales (BOCG) ha publicado el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019. Se inicia ahora un camino de final incierto que tendrá uno de sus primeros obstáculos el 12 y 13 de febrero, cuando sea sometido al debate de totalidad. Partido Popular, Ciudadanos y otros diputados afines ya han manifestado que su propósito es devolver el texto al Gobierno. Si a ellos se les une algún otro grupo, adiós a los presupuestos. Si los diputados que votaron afirmativamente la moción de censura a Mariano Rajoy rechazan todas las enmiendas a la totalidad, entonces el proyecto toma el camino del debate, convocado del 11 a 13 de marzo. Y después, pues ya se verá.
Nadie sabe a ciencia cierta qué futuro les depara a estos Presupuestos. Si echamos un vistazo a la prensa vemos que la mayoría de grupos políticos no van a facilitar que el proyecto pase siquiera a debate. O sea, que van a ser rechazados a la primera de cambio. Pero esta posición de ahora hay que verla con ciertas cautelas. Algunos de los grupos que se muestran reacios no hacen otra cosa que mantener su impostura. Es el caso de Podemos y el PNV. La mayor duda radica en los partidos nacionalistas catalanes: su posición es imprevisible porque no depende de un solo factor, el económico, sino de otros muchos, los derivados del “procés”. ¿Cómo tratan estos Presupuestos a la provincia de Almería?, es la pregunta que a nosotros nos incumbe. Si oímos a los diputados del Partido Popular, fatal. “Lo que hace el Gobierno de Pedro Sánchez es volver a las políticas y a los engaños de Zapatero", dice Juan José Matarí. “Son falsos, tramposos e inviables”, manifiesta Rafael Hernando, con contundencia, como siempre. Ciudadanos tampoco los ve con buen ojo. El diputado Diego Clemente considera que “son son unos presupuestos inverosímiles e imaginarios que repiten los mismos errores de cada año, es decir, ofrecen cifras espectaculares pero, luego, la realidad es bien distinta, ya que no ejecutan ni la mitad de lo que indican”. Clemente hace una negación preventiva: va a votar negativamente no vaya a ser que se cumplan.
El ritual de los partidos políticos ante las presentaciones de proyectos de presupuestos siempre es el mismo: para el partido gubernamental son los mejores que podríamos tener; para los de la oposición, una birria. A la hora de hacer estas valoraciones nunca prevalecen los intereses de Almería, sino los intereses del partido al que se pertenece. No me imagino a ningún diputado del PP hablando bien de unos presupuestos del PSOE por muchas que sean las inversiones previstas en nuestra provincia.
Tampoco me imagino la situación en el supuesto contrario. Las consignas partidistas siempre prevalecen sobre la realidad de los números. Y el diputado que no actúe así siempre será acusado por sus compañeros como un esquirol. La realidad es que estos Presupuestos responden de manera adecuada a viejas demandas de la provincia de Almería, principalmente en lo relacionado a inversiones en Alta Velocidad. Hay que estar ciego para no verlo. El AVE debe ser la prioridad número uno de los almerienses. Con AVE, Almería tiene futuro; sin AVE, nuestro futuro es incierto, por no decir oscuro. El proyecto contempla más de 500 millones de euros para el tramo Almería-Murcia, de los que más de 348 se invertirán en la provincia de Almería. Una plataforma tan exigente como la Mesa del Ferrocarril no ha tenido empacho en considerar que “después de cuatro ejercicios presupuestarios de sequía que no han aportado prácticamente nada para solventar el abandono ferroviario de nuestra tierra, los 348 millones de euros que se contemplan para la alta velocidad van a suponer un antes y un después en el reinicio y el impulso de las obras de la Alta Velocidad”.
Ahora bien, los almerienses hemos sufrido tantos desengaños que, a estas alturas de la película, no vamos a volver a pecar de confiados. No es la primera vez que hemos visto reflejadas partidas presupuestarias que después han quedado en papel mojado. Una consignación presupuestaria no es una obra ejecutada, pero nunca hay obra si previamente no hay consignación. El proyecto de Presupuestos podrá ser más o menos realista, pero siempre es mejor aparecer en ellos como no aparecer. Así lo ha visto hasta el mismo José Antonio Monago, expresidente de Extremadura, que se queja de que mientras el tren extremeño se retrasa a 2026, “hay una licitación muy importante de casi 1.000 millones de euros en los próximos tres años para impulsar el tramo de Murcia a Almería, que forma parte del eje mediterráneo, del eje del señor Ábalos, y sin embargo el nuestro se retrasa”.
Por puro interés provincial, el mejor final que pueden tener estos Presupuestos es que se aprueben. Después tendremos que exigir que se cumplan. Pero eso, después.
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