Javier Arenas y las diputaciones

Nunca podíamos imaginarnos que la diputación iba a estar un día sí y el otro también en los medios. Pero así es. Cuando no es por alguna metedura de pata del vice (hablaremos un día de estos de la última por ahora), lo es por el sello, los cobros de los anteriores o por la defensa política de una institución que cada día ve más negro su futuro. Don Javier Arenas acaba de abogar por la institución para la salvación de los pueblos. ¡Dios le oiga! Y en eso creo que todos estamos de acuerdo y lo dejábamos claro ayer en estas misma columna, pero, ¿se defiende a esos pueblos, se salva a esos pueblos gastando el dinero en festivales de cines, residencias, radios, asesores y sueldos a tanto diputado o delegado como ahora le quieren llamar? Me parece bien que el campeón se ponga al frente de la salvación de las diputaciones, pero estará conmigo en que si estas no sobran, y yo creo que no lo hacen, sobrarán otras administraciones. Lo cierto es que no podemos pagar tanta burocracia, tantos plenos o parlamentos llenos de políticos con sueldos, asesores y prebendas. Tengo la impresión de que don Javier está defendiendo a sus compañeros de partido (parece lo lógico, es su presidente) que por fin han encontrado una buena soldada en las instituciones provinciales, y si estas desaparecieran o fueran reformadas como quiere y defiende por ahora el PSOE (por haber perdido la mayoría de ellas): ¡adiós sueldos de los señores políticos! Me gustaría que hicieran una reforma de la institución con una sola mira: los pueblos pequeños. En esa reforma nos van a encontrar, a esa reforma hay que apoyar. ¿La veremos?