Pedro Sánchez y Albert Rivera, como casi todos los políticos, son devotos seguidores de Enrique de Borbón, ya saben, el pretendiente al trono francés que no dudó en sacrificar sus convicciones religiosas, era protestante y se reconvirtió al catolicismo, diciendo aquello de "París bien vale una misa". Bueno, pues en el caso de Sánchez y Rivera, a tenor de sus compañeros de viaje, se podría decir que piensan lo mismo que Enrique IV, aunque evidentemente no se puede comparar la Moncloa con París. Vamos, digo yo.
Y es que, por más que Sánchez saque pecho intentando hacer de la necesidad una virtud y ahora diga que sí convoca elecciones porque no ha podido aprobar sus Presupuestos, ya que no ha cedido ante los independentistas catalanes, lo cierto es que ese argumento no se lo cree ni él, tampoco los que le van a votar. La realidad es que transcendió que el Gobierno y los independentistas catalanes habían pactando la puesta en marcha de una "mesa de partidos" con "relator" incluido, para dar respuesta a las demandas del independentismo al margen del Parlamento y de las instituciones. Y cuando transcendió saltaron todas las alarmas dentro y fuera del PSOE. El que Felipe González saliera diciendo que ese no era el camino hizo que el Gobierno se asustara.
Pedro Sánchez es y ha sido hasta ahora presidente, gracias a los partidos que dieron un "golpe" contra la Constitución, que vienen desobedeciendo al Tribunal Constitucional, que organizaron un referéndum ilegal y que insultan y descalifican a nuestro país en todos los foros internacionales que pueden. O sea, que como compañeros de viaje dejan mucho que desear.
Caben pocas dudas de que volverán a ser sus socios si las urnas no le dan los votos suficientes y tiene que echar mano de cPodemos con el independentismo catalán. En cuanto a Albert Rivera, tampoco puede presumir demasiado porque ha decidido establecer un "cordón sanitario" en torno al PSOE y a Pedro Sánchez, pero sin embargo no tiene remilgo en elegir compañeros de viaje que ponen los pelos de punta. Me refiero a VOX.
Resulta que el líder del partido naranja no le ha hecho ascos a que su partido gobierne Andalucia junto al PP pero gracias a los votos de Vox. Pero, por si fuera poco, Rivera tampoco se ha inmutado a la hora de fotografiarse con el líder de Vox, Santiago Abascal, en la Plaza de Colon de Madrid. Y ya ha dejado entrever que como su objetivo es desalojar a Sánchez de la Moncloa no será ningún problema para él contar con el apoyo de VOX.
O sea, que de convicciones andan más que flojitos tanto el líder socialista como el de Ciudadanos.
Ya saben, Moncloa bien vale una misa. O lo que es lo mismo: Moncloa bien vale pactar con quién no se debe pactar.
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