El turismo es un gran invento

Siempre me ha fascinado la historia de Robert Louis Stevenson, el autor de ese pórtico de entrada a la literatura que suponía para los niños de mi generación “La Isla del Tesoro”, y que dejó su brumosa Escocia para afincarse en los cálidos mares del Sur, en donde podía escribir en pareo, supongo. Sobre su tumba, en una pequeña isla de Samoa, los nativos escribieron la palabra “Tusitala”, que traducido al español viene a significar “El que cuenta historias”, algo que nos identifica bien a los que acudimos a la cita diaria con la columna. Y lo que hoy da pie a la mía es una idea que dejó escrita Stevenson antes de morir y que venía a decir más o menos que no hay tierras extrañas porque lo único extraño es el viajero. Y esto era válido hasta que Thomas Cook, por un lado, y Pepe Meliá, por otro, estropeasen el concepto del viaje fabricando el monstruo contemporáneo del turismo. Pero el turismo, bien lo saben los seguidores de Paco Martínez Soria, es un gran invento que ha cambiado nuestras vidas y determina nuestros modelos de producción.

En este sentido, y aquí es donde quiero llegar, llama la atención que alguien sea tan torpe de no contribuir, desde la acción política, a que el turismo siga siendo para Almería un factor determinante en lo económico. Pues bien, aunque no lo crean, eso ha sido posible. El PSOE se ha abstenido en una propuesta presentada en el Congreso por el PP para que Almería sea sede de un Congreso Nacional de Destinos Turísticos. ¿Razones para semejante decisión? Se desconocen hasta el momento, aunque llama la atención que el PSOE por un lado desprecie esta posibilidad turística y por otro diga que su proyecto para la candidatura a la alcaldía sea hacer de Almería la puerta turística del Mediterráneo, o algo así.

En fin, creo que alguien en la sede del PSOE debería empezar a leerse un divertido relato de Stevenson titulado “El club de los suicidas”. Podría extraer interesantes conclusiones.