El banquillo crea problemas de banquillo

José Fernández
14:00 • 01 mar. 2019

Puede que el exceso de banquillo haya provocado problemas de banquillo. No es un acertijo, sino un intento de explicar las dificultades de los partidos políticos para encontrar gente dispuesta a enrolarse en unas siglas y defender un proyecto. Entre el descrédito que se han ganado a pulso todos los partidos de gobierno amparando o descontrolando a un buen número de militantes-delincuentes, y el ejemplarizante auto de fe en el que se ha convertido la militancia, hemos llegado al momento en que casi nadie quiera entrar en política.  De hecho, si piensan en “entrar en política”, verán que les suena tan inquietante como una oferta de trabajo en un bar de luces en la Nacional IV o una invitación a donar tus bienes a un gurú y reunirte en una granja a esperar que vengan a rescatarte en una nave antes del inminente fin del mundo. Y es que ser político te convierte automáticamente en sospechoso de propensiones delictivas y en víctima propiciatoria de la inquisición fiscal sobre tu pasado reciente y remoto, además de un minucioso análisis de tus vínculos consanguíneos y familiares. 


¿Quién querría someterse a semejante nivel de exposición y escrutación? Así se entiende mejor la infructuosa labor de caza y captura de profesionales de prestigio para las listas o los penosos vodeviles de algunos partidos en las primarias de Almería. Añadan -en fin- que el capítulo de retribuciones no es especialmente boyante, con lo que cada vez resulta más difícil que alguien importante quiera abandonar su actividad privada para prestar un servicio público desde de la política. En otros países ese tránsito de ida y vuelta está mucho más normalizado que en España, en donde ser político es hoy una ocupación desprestigiada y devenida. Una situación de riesgo para la democracia, que puede acabar en manos de aventureros profesionales y de gente con un bajísimo umbral de escrúpulo. Ojo.






Temas relacionados

para ti

en destaque