La endiablada herencia de Monsieur d’Hondt

José Fernández
00:27 • 05 mar. 2019 / actualizado a las 07:00 • 05 mar. 2019

No sabemos si fue un buen padre y un excelente marido, o si gustaba de francachelas y cuchipandas. Tampoco tenemos detalles sobre su carácter y desconocemos si era un hombre grave y taciturno o, por el contrario, dado a la ligereza y a la jovialidad. En realidad,  apenas se conocen detalles sobre la vida y personalidad del jurista belga Victor d’Hondt (1841-1901) al margen de su conocido y enrevesado sistema electoral, adoptado por España tras la recuperación de la democracia y que sigue vigente en numerosos países. 


Lamento no poder aportar en las siguientes líneas una explicación sencilla acerca de cómo se rige ese proceso de obtención del número de cargos electos en proporción a los votos conseguidos por las diferentes candidaturas. A lo largo de mi vida he visto a varios profesores mucho más brillantes que yo naufragando ante la pizarra tratando de explicar cómo el método d’Hondt traduce el reparto de votos  en escaños, así que creo que será mejor que ustedes supongan mis limitaciones sin que sea necesario que las evidencie. Lo que sí diré es que, de cara a las próximas convocatorias electorales que se nos vienen encima, conviene hacer un poco de pedagogía matemática y avisar que el reparto de votos favorece a las tendencias mayoritarias. Pero ojo, si usted es de los que piensan que ya está bien de sufragar turismos y poses, y que el Gobierno no debería contar para nada con quienes tienen como máxima expresión de su desequilibrio la ruptura de España, tenga cuidado a ver si con la amplia oferta de partidos que se presentan acaba usted votando a una opción que le hace mucha ilusión pero que no puede ganar escaño, y que eso significa que al aplicar la Ley d’Hondt al final usted contribuye a dar el escaño justo al que usted no quiere. 


Así funciona el legado aparentemente inamovible del desconocido Monsieur d’Hondt y son las reglas del juego que nos hemos dado. A ver si se cree que el pasajero del Falcon es tonto. 






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