Ha pasado un año desde que vivimos las movilizaciones feministas, desde que vivimos nuestro día más histórico en lo que va de siglo, con multitudinarias manifestaciones que desbordaron las calles de nuestras ciudades, en lucha por los derechos de las mujeres, en pro del feminismo.
Aún nos invade la euforia por aquel éxito social del 8 de marzo de 2018 ,pero aquellas sensaciones vividas no pueden hacernos olvidar que fue posible y que será posible este 8 de marzo, gracias a todas aquellas compañeras feministas, que cada año en esa fecha han salido a la calle, realizando estos mismos recorridos, sin ninguna cobertura, con mínimas asistencias, invisibilizadas por los medios de comunicación y por una gran parte de la sociedad; esas que con todas las dificultades nos abrieron el camino.
Las mujeres somos una parte insustituible del futuro que queremos transformar, hagamos que este 8 de marzo sigamos haciendo historia, somos y seremos la punta de la lanza que nos llevara a la revolución feminista y a la construcción de un nuevo país.
No podemos bajar la guardia, como estamos comprobando en los últimos meses, tras la irrupción de la derecha más recalcitrante que pretende hacernos desandar lo conseguido en años de lucha. Esta huelga no puede ni debe cuantificarse como una huelga laboral al uso. La huelga feminista debe de servir para visibilizar la participación de las mujeres en otros espacios y trabajos: el de los cuidados, el consumo, la vida estudiantil y asociativa. Visibilizar que sin las mujeres, se para el mundo.
Visibilizar que sin las mujeres ni se produce, ni se reproduce. La huelga feminista ha de visibilizar a esa mayoría de mujeres que -aún queriendo- no pueden hacer una huelga laboral, ya que vivimos en una sociedad donde no es lo mismo empleo y trabajo. Las mujeres asalariadas cubrimos las mayores tasas de temporalidad y contratos a tiempo parcial, con una brecha salarial de un 25% respecto a los hombres y las situaciones laborales más precarias, los salarios más bajos y las mas fáciles de despedir.
En Almería el número de paradas en el mes de febrero era de 32.447 frente a los 25.259 parados y las mujeres mayores de 45 años ocupan el 43,92% del total de desempleadas, lo que las castiga ahora como paradas y a la pobreza en su futuro como pensionista.
Unidas a esta precaria situación laboral, no sobran otras razones :
- Se nos perpetúa como sostenedoras de la vida y los cuidados, dobles jornadas por falta de corresponsabilidad de los hombres y el Estado.
- La violencia sistemática y continuada de la que somos objeto: violaciones, asesinatos por el hecho de ser mujeres.
- El crecimiento de la demanda de los vientres de alquiler de las mujeres, siempre pobres, nos situa una vez más como producto de mercado.
- La trata de mujeres , traficadas para consumo sexual de los hombres, convirtiendo la prostitución en una de las formas más extrema de violencia hacia las mujeres.
Tenemos que tomar las calles y expresar, alto y claro, que no sólo hay que parar el mundo, sino que también hay que transformarlo, construir una sociedad en igualdad real.
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