Una jarapa y dos esteras

Antonio Felipe Rubio
00:51 • 22 mar. 2019 / actualizado a las 07:00 • 22 mar. 2019

El cambio de gobierno en la Junta de Andalucía arroja las primeras sorpresas que resultaban previsibles tras el proceso conocido como “levantamiento de alfombras”. Por el poco tiempo transcurrido, así como el amplio periodo de permanencia en el poder de los sucesivos gobiernos socialistas, el proceso de levantamiento, en el sentido figurado que se le asigna, equivale a una jarapa y un par de esterillas. Alfombras, lo que se dice alfombras y mullidas moquetas, aún están por levantar y desempolvar para mayor asombro de una gestión que se ha recreado en una propaganda que ha escondido sistemáticamente el fracaso, revistiéndolo de éxito sin precedentes y calificativos ampulosos.


Pueden aflorar importantes cifras maquilladas y manipuladas; pueden salir más casos de corrupción que se pueden cuantificar en gastos superfluos y cantidades de dinero que fueron a parar a destinos tan inciertos como demostradamente infames. Pero lo que alcanza una nueva gradación en el ámbito de la corrupción o corruptela descarada es la manipulación de servicios esenciales para preservar la vida de las personas.


No conozco nada más perverso que jugar con la vida y el sufrimiento de las personas. Ante esto no se puede anteponer otra cosa, aunque se trate de miles o cientos de miles de euros distraídos. Reponer el dinero es cuestión tiempo y esfuerzo; pero reponer la vida truncada o el tiempo perdido en listas de espera manipuladas con resultado de sufrimiento innecesario o fatal desenlace; eso no tiene nombre, como tampoco tiene reversión.



Actuar con la premura que exige una atención medica prioritaria es una obligación de primer orden, pero se ha pospuesto y demorado dando prioridad a los aditamentos de “excelencia” y “joya de la corona”, salvando la cara de una nefasta gestión que ha mantenido la propaganda por encima de la eficacia. 


Han sido muchos los años de ficción que han intentado ensordecer y camuflar la realidad. Pero ese tiempo ha sido un cúmulo indeterminado de pacientes silentes y resignados a aceptar la fatalidad, el fracaso y el sufrimiento como designios del destino, y no como una “obligada contribución” a mayor gloria del buen nombre de la Junta del PSOE de Andalucía. De poco ha servido, salvo honrosas e insistentes excepciones, la denuncia y reivindicación de mayor atención, mejor dotación, racionalización de los recursos… La respuesta siempre fue el desdén o la dosis oportuna de calificativos sectarios. Y vuelta a lo mismo. Resetear listas quirúrgicas, mantener la espera diagnóstica y abaratar el tiempo de atención en las consultas y en los genéricos. 



Supongo que el siguiente bochorno que nos depara el proceso de descubrimiento de las disfunciones en la gestión será el relativo a las directrices ordenadas y los estipendios obtenidos por su cumplimiento. La frase -acertadísima- “Más batas y menos corbatas” en apelación a la cantidad ingente de “comisarios políticos” frente a los esforzados profesionales de las batas a los que se les ha venido ordenando altas fulminantes, atención media de cinco minutos por consulta, ahorro en pruebas diagnósticas “innecesarias”… y dispensación de genéricos y alternativas farmacéuticas procedentes de laboratorios que, en algunos casos, tenía vetada la Sanidad Pública de EE. UU. por la escasa fiabilidad en términos de seguridad y eficacia.


Igualmente, las nuevas instalaciones sanitarias han recorrido un innecesario periplo de incidencias con resultado de retraso y encarecimiento. La Casa del Mar, por fin, ya está “de verdad” en obras. Recuerden cuando nos engañaron vilmente con el “adecuado ritmo” que decían llevaba unas obras en las que no se movía una piedra. Y nada más que añadir a la Primera Piedra del Materno-Infantil (noviembre de 2007). Por cierto, la primera piedra fue colocada por la consejera María Jesús Montero, hoy actual ministra y nueva esperanza socialista para relevar a Susana Díaz. Habrá que escuchar sus mensajes de modernidad y eficacia después de comprobar cómo se puede tardar más de doce años en sólo la obra civil de un anexo a un hospital ya existente… Y para algo tan esencial como traer nuevas vidas al mundo con un mínimo de comodidad y dignidad. 





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