Inocencio Arias
20:59 • 25 sept. 2011
Por fin, Abbou Abbas hizo lo que había anunciado, solicitó la admisión en la Onu. Con esto ha despertado la irritación de Israel y desoído lo que le pedía Obama sin cuya ayuda difícilmente puede Palestina conseguir su independencia. El gesto de Abbas, prescindiendo de los réditos que saque, es comprensible. Hay razones que lo explican.
La Palestina oficial que encabeza el ala moderada de Abbas hace años que renunció a los atentados y reconoció el derecho a la existencia de Israel. Ellos, no obstante, llevan esperando 63 años desde que la Onu decretó que al lado de Israel debería haber una Palestina igualmente independiente. En los primeros años, y dado que los árabes fueron los que iniciaron la guerra por considerar fundamentalmente que el reparto de tierra entre los dos Estados era injusto, Israel conseguía más territorio con una población menos numerosa, había una cierta lógica en la negativa de Israel a negociar. Los árabes iban a una guerra contra las Naciones Unidas tratando de destruir o sofocar a Israel y, además, no admitían el derecho del estado judío a la existencia, los atentados proseguían… Ahora bien, los palestinos pueden alegar que eso es el pasado, que llevan 20 años negociando con un Estado al que reconocen.
Ante la inoperancia europea, la inhibición rusa y dada la relación muy estrecha entre Estados Unidos e Israel, Washington ha sido desde hace años el animador del proceso de paz. A los remoloneos finales de Bush sucedió la llegada de Obama que iluminó la esperanza. El nuevo Presidente quería oír a los árabes en muchas cuestiones, dijo hace un año y medio que la situación de Palestina era intolerable y más tarde en la Onu proclamó que deseaba que Palestina fuera ya independiente. Los palestinos, decepcionados, creen casi unánimemente que todas las manifestaciones alentadoras de Obama se han quedado en humo. El primer Ministro israelí Netanyahu desafió al americano continuando con los asentamientos en futuro territorio palestino, lo que crea una situación imposible en las negociaciones. Hillary Clinton ante la tomadura de pelo del líder israelí rebobinó diciendo que “la cuestión de los asentamientos nunca había sido un requisito preliminar de la negociación de paz” y Obama, en año electoral y ante el hecho evidente de que el voto judío es vital para su reelección, no va a pisar el acelerador a fondo. Por si faltaba poco, Netanyahu ha sabido minarle el terreno seduciendo a los republicanos mayoritarios de la Casa de Representantes. El Presidente está más maniatado y los palestinos y los árabes han llegado a la conclusión de que por ahora no hay nada que hacer, que ningún Presidente va a apoyar claramente la causa palestina en año electoral.
La decepción con Obama, el cansancio de décadas, la presión de su base, las acusaciones del grupo rival palestino, Hamas, en el sentido de que confiar en un Presidente yanqui, ser apadrinado por Obama, no conduce a ninguna parte, han llevado a Abbas a dar el paso en la Onu. Decisión no exenta de peligros, el Congreso puede congelar los 500 millones de dólares que envía a Palestina y el gobierno judío estará tentado de estrangular más la economía palestina, tiene palancas para hacerlo. Por otra parte el objetivo final de entrar en la Onu como miembro de pleno derecho es por ahora inalcanzable. Washington, si los palestinos logran reunir los nueve votos necesarios en el Consejo para que éste recomiende la entrada, algo posible, vetaría la resolución. En ese caso, los palestinos podrían acogerse a la fórmula que concretó Sarkozy ante la Asamblea General. Este órgano, en el que no hay veto y donde los palestinos obtendrían una cómoda mayoría, concedería a Palestina la condición de Estado observador. Aunque no tendría derecho a voto podría hablar en la Asamblea, presentar quejas ante el Tribunal Internacional, entrar en otros órganos… Algo muy incómodo para Israel.
El reinicio de las negociaciones detendría el proceso dado que el Consejo puede dilatar meses su votación. El Cuarteto, Naciones Unidas, Rusia, Estados Unidos y Unión europea, a
La Palestina oficial que encabeza el ala moderada de Abbas hace años que renunció a los atentados y reconoció el derecho a la existencia de Israel. Ellos, no obstante, llevan esperando 63 años desde que la Onu decretó que al lado de Israel debería haber una Palestina igualmente independiente. En los primeros años, y dado que los árabes fueron los que iniciaron la guerra por considerar fundamentalmente que el reparto de tierra entre los dos Estados era injusto, Israel conseguía más territorio con una población menos numerosa, había una cierta lógica en la negativa de Israel a negociar. Los árabes iban a una guerra contra las Naciones Unidas tratando de destruir o sofocar a Israel y, además, no admitían el derecho del estado judío a la existencia, los atentados proseguían… Ahora bien, los palestinos pueden alegar que eso es el pasado, que llevan 20 años negociando con un Estado al que reconocen.
Ante la inoperancia europea, la inhibición rusa y dada la relación muy estrecha entre Estados Unidos e Israel, Washington ha sido desde hace años el animador del proceso de paz. A los remoloneos finales de Bush sucedió la llegada de Obama que iluminó la esperanza. El nuevo Presidente quería oír a los árabes en muchas cuestiones, dijo hace un año y medio que la situación de Palestina era intolerable y más tarde en la Onu proclamó que deseaba que Palestina fuera ya independiente. Los palestinos, decepcionados, creen casi unánimemente que todas las manifestaciones alentadoras de Obama se han quedado en humo. El primer Ministro israelí Netanyahu desafió al americano continuando con los asentamientos en futuro territorio palestino, lo que crea una situación imposible en las negociaciones. Hillary Clinton ante la tomadura de pelo del líder israelí rebobinó diciendo que “la cuestión de los asentamientos nunca había sido un requisito preliminar de la negociación de paz” y Obama, en año electoral y ante el hecho evidente de que el voto judío es vital para su reelección, no va a pisar el acelerador a fondo. Por si faltaba poco, Netanyahu ha sabido minarle el terreno seduciendo a los republicanos mayoritarios de la Casa de Representantes. El Presidente está más maniatado y los palestinos y los árabes han llegado a la conclusión de que por ahora no hay nada que hacer, que ningún Presidente va a apoyar claramente la causa palestina en año electoral.
La decepción con Obama, el cansancio de décadas, la presión de su base, las acusaciones del grupo rival palestino, Hamas, en el sentido de que confiar en un Presidente yanqui, ser apadrinado por Obama, no conduce a ninguna parte, han llevado a Abbas a dar el paso en la Onu. Decisión no exenta de peligros, el Congreso puede congelar los 500 millones de dólares que envía a Palestina y el gobierno judío estará tentado de estrangular más la economía palestina, tiene palancas para hacerlo. Por otra parte el objetivo final de entrar en la Onu como miembro de pleno derecho es por ahora inalcanzable. Washington, si los palestinos logran reunir los nueve votos necesarios en el Consejo para que éste recomiende la entrada, algo posible, vetaría la resolución. En ese caso, los palestinos podrían acogerse a la fórmula que concretó Sarkozy ante la Asamblea General. Este órgano, en el que no hay veto y donde los palestinos obtendrían una cómoda mayoría, concedería a Palestina la condición de Estado observador. Aunque no tendría derecho a voto podría hablar en la Asamblea, presentar quejas ante el Tribunal Internacional, entrar en otros órganos… Algo muy incómodo para Israel.
El reinicio de las negociaciones detendría el proceso dado que el Consejo puede dilatar meses su votación. El Cuarteto, Naciones Unidas, Rusia, Estados Unidos y Unión europea, a
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