Volver a arruinar el Ayuntamiento

Cuando la creatividad se une a la estrategia, el resultado suele parecerse a esa cosa que llamamos publicidad y con la que convivimos a diario en cada campaña electoral. Ahora bien, cuando creatividad y estrategia van cada una por su lado, a veces surge el arte y a veces, sencillamente, el espanto.

Para gustos colores, y sin duda habrá quien considere un acierto estratégico que la campaña del PSOE local se haya basado en unir su candidatura a su lejano pasado, vinculando la Almería del pasado siglo a la ciudad del futuro. Es posible que haya quien considere incluso artístico invitar a recordar a los almerienses cómo estaba su ciudad bajo el mandato del PSOE. Y como la realidad imita al arte, no me digan que no resultó artística esa fórmula de gestión que permitió en su día a los socialistas algo tan meritorio e insólito como arruinar el Ayuntamiento de Almería. Ustedes quizás no lo recuerden, pero como esta columna tiene un indeclinable compromiso con el servicio público, les digo que la primera vez que el PP entró en el Ayuntamiento de Almería, tras un montón de años de meticulosa gestión del PSOE, la siguiente nómina de los trabajadores municipales se pudo pagar gracias a un crédito que el ayuntamiento popular hubo de negociar ¡con la ONCE! porque los bancos almerienses, hartos del estilo “yateveré” y “nos vemos en c’al Pillaliebres”, no quisieron ni sentarse a hablar. Supongo que esos son los grandes avances a los que se refiere ahora el PSOE cuando habla del pasado. Aunque para avances -y veloces- los de los concejales de Hacienda del PSOE en dirección a la puerta trasera del Ayuntamiento cuando enfilaban su despacho los empresarios y proveedores almerienses, con esa fastidiosa manía de querer cobrar por su trabajo. En fin, ya digo que cada cual tendrá su estrategia y su creatividad, y que sin duda habrá quien esté encantado con la idea de volver al pasado. Pero para grandes éxitos del ayer, mejor los de Raphael, que la otra noche estuvo magnífico.