Ausente, pues socialista es el Presidente

El nivel de negligencia y abandono del servicio ferroviario entre Almería y Madrid ha llegado a tal nivel de incuria que bien podríamos decir que este tren ya no une, sino que separa a nuestra ciudad de la capital de España. Se suceden las averías, los imprevistos y los sobresaltos de tal modo que no termina de comprenderse que la voraz visión comercial de las casas de apuestas todavía no haya incluido las incidencias del viaje Almería-Madrid en su capítulo de variables.

 La avería en Moreda tendría una cuota y el transbordo inesperado en Alcázar de San Juan doble premio por cada euro apostado. No sé, pero yo estoy viendo aquí lo que los menos supersticiosos llaman “nicho de negocio”. Lo que no veo por ningún lado -y en eso tendrán que coincidir conmigo- es la recordada contundencia reivindicativa de la Mesa del Ferrocarril del PSOE, que de haber pillado este rosario de calamidades encadenadas en época de los gobiernos del PP, no habría dudado en movilizar toda su potencia escenográfica para trasladar a la opinión pública almeriense su comprensible hartazgo, su justa indignación y su insobornable compromiso de lucha por la necesaria mejora del servicio ferroviario en Almería. Pero coincidiendo con la llegada del PSOE al Gobierno de España -o por la razón que sea- la Mesa ha entrado en ese estado de disciplina mental que utiliza técnicas de relajación y de imaginación como medio para el desarrollo del bienestar psicofísico. Y toda esta antaño ruidosa cofradía, que no dudaba en llenar de pancartas, de velos y velones, de féretros y coronas fúnebres las inmediaciones de la Subdelegación de Gobierno cuando el inquilino era del PP, anda ahora entre lo sofrológico y lo necrológico, ausente y callada, como las mariposas que arrullaba la silenciosa amada del gran Pablo Neruda. “Me gusta cuando callas, porque estás como ausente” y “pues socialista es el presidente”, que añado yo, malparando el famoso verso. Ustedes disculpen.