No sorprende la reacción histérica de la ultraderecha ante las palabras del imán que dirigía el rezo principal del Aid El Fitr en la explanada del parking del Estadio Municipal de los Juegos Mediterráneos de Almería. No sorprende, porque si alguien enciende una mecha lo normal es que espere una explosión… o al menos un incendio y éste se propague. Eso sí, para cuando eso ocurra, quien la ha prendido procura estar lejos y ver en la distancia como arde, y luego, como Nerón, tocar la lira como si nada.
Vox puede llamar al PP “derechita cobarde” y a Ciudadanos “veleta naranja”, pero ojo, a ellos, que dicen estar a la derecha de la derecha, estas formaciones no les pueden calificar de ultraderecha, que no es otra cosa que eso, estar a la derecha de la derecha. Se hacen los ofendiditos, porque en realidad, quienes tienen asumidos los principios "progres" son ellos, y por eso les parece negativo ser "de derechas" y peor "de ultraderecha", mientras ningún comunista se ofende cuando le dicen "izquierda radical o extrema izquierda" y ningún socialista rechaza ubicarse en la izquierda, y ni siquiera al PP le molestan reconocer que es "conservador" y de "derechas".
A Vox le parece normal que obispos y curas pidan desde el púlpito que no se vote a partidos a que consideran lesivos para sus intereses ideológicos y económicos, pero si eso mismo lo hacen desde otra religión… hay que expulsarles del país. A ver, es como cuando la iglesia vasca no consideraba vascos a los españolistas y hasta les negaban un entierro como Dios manda si eran asesinados por ETA, porque en el fondo... si no eran nacionalistas vascos, si no tenían el Rh negativo... pues no eran vascos, oyes, y si además no sabían euskera menos, y si además venía de Andalucía o Extremadura, peor, y aunque pasaran allí dos o tres generaciones, vascos-vascos no son, oyes... parece mentira que quien ha pasado por esa estigmatización ahora hable como lo hace Santiago Abascal.
La diferencia es que el imán se limita a explicar que un buen musulmán no puede trabajar para personas que sostienen su pensamiento en algo tan… anticristiano como es el racismo y la xenofobia. Eso sí, a Vox no se le puede acusar de esto -con razón o sin ella- pero ellos sí pueden decir barbaridades similares sobre otros. Y es que no se les ve tan beligerantes con el asesino de Ruth y José, ni con la asesina confesa de Gabriel, ni con el de Sara, ni con el de Maricruz, ni con los de Marta, ni el de Laura, ni con...¡uy! ¡Si todos son españoles de pura raza! ¡y todos asesinos sin escrúpulos! Cuando solo ves a los malos si tienen otro color de piel, hablan de otro modo, o creen en otro dios, pues... eso tiene un nombre, o varios, racismo, xenofobia, supremacisimo, pero los ofendiditos son ellos.
No se recuerda que ningún otro año ningún imán se haya pronunciado de esta manera en Almería, y más bien al contrario, el mensaje suele ser de hermanamiento y unidad en el Islam, pero también de respeto dentro de la diversidad local, con condena en ocasiones de los crímenes cometidos en nombre de Dios, y a ellos no se les ha oído criticar los crímenes contra los menores perpetrados por algunos miembros del Clero. Eso, ya digo, tiene nombre.
Si en esta ocasión el imán, que solo habla en su propio nombre, porque no hay jerarquías y lo que dice no es la palabra de Dios (ésta solo está en el sagrado Corán) se ha expresado así es solo porque Vox ha encendido la mecha después de haber comenzado a regar con gasolina el campo almeriense.
Hace muchos años que no hay problemas raciales en esta provincia ni en sus pueblos, porque mal que bien, todos convivimos, nos necesitamos, y a veces compartimos cosas y en otras sencillamente nos soportamos… eso es la convivencia.
Lo último que necesitamos es que nos llegue un tipo del norte, que no tiene ni repajolera idea de quién fue el Cid que tanto le gusta –eso se lo contaré otro día- para crear conflictos en el campo almeriense, y para bloquear los presupuestos de la Junta de Andalucía que tanto bien harán a nuestra provincia, porque en realidad, a él Almería/Andalucía le importan un bledo. Cuando todo arda, ya digo, mirará como Nerón, con los ojos desorbitados, las llamas.
Una vez más ha hecho gala de su talante manipulador, mezclando inmigración ilegal con Islam, como si no hubiese rumanos o ecuatorianos ilegales, por ejemplo. ¿A qué viene hablar de inmigración ilegal ante las palabras de este imán? ¿es que la ha defendido? ¿pero es que hay algún partido político que defienda la inmigración ilegal? ¿es que vota quien no tiene papeles?
Habla de expulsar ¿a quién? ¿a los ilegales? Eso ya está en la Ley. ¿A los musulmanes? ¿no se puede ser español y musulmán? ¿también a los conversos? ¿a los magrebíes? ¿a los que son de padres marroquíes aunque hayan nacido aquí? ¿quiere echar al jefe de prensa del TSJA que es saharaui? ¿al maestro de mi hija cuyo padre era palestino? ¿también al exdelegado del Gobierno de España en Melilla? ¿al expresidente de la Ciudad Autónoma? ¿a los compañeros de mis hijos? ¿a concejales y exconcejales del PP o a alguno que se ha presentado en la provincia en sus listas, que son de origen magrebí en primera o segunda generación? ¿al que se presentaba por IU a la Alcaldía de Laujar? ¿a quién quiere expulsar? ¿y los gitanos para cuando? Sí… que todo es cuestión de tiempo…
Lo que tampoco entiendo es que a alguien que le gusta tanto la Semana Santa y la Navidad le parezca mal que en nuestras calles –también es mía- se grite que “Dios es Grande” ¿tiene eso algo de malo? ¿o acaso le da miedo lo que no entiende?
Aid Mubarak, Santiago y compaña.
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