22 desaparecidos y seis personas hospitalizadas en el Hospital Universitario de Torrecárdenas, entre ellas una niña de seis años. Son los escalofriantes datos de la tragedia vivida en el Mar de Alborán. Iban a bordo de una patera que fue localizada por un ferry que conecta la ciudad española de Motril y la marroquí de Nador. En ese momento, la embarcación se encontraba a la deriva tras permanecer perdida en el mar y soportar un mar embravecido. El barco consiguió rescatar a otros 21 inmigrantes, que fueron trasladados al puerto granadino, de los que media docena se llevaron en helicóptero hasta el centro hospitalario almeriense debido a su grave estado de salud. Ahora se recuperan de las heridas, después de sufrir una pesadilla en alta mar. Tienen descomposición del tejido muscular por deshidratación y por la inmovilidad que sufrieron en la pequeña patera. 49 personas habían salido de la localidad marroquí de Alhucemas y se dio aviso a Salvamento Marítimo de su situación y tras soportar olas de varios metros de altura. Han salido de la Unidad de Cuidados Intensivos y se encuentran en planta recuperándose de las heridas.
La Organización Mundial de las Migraciones asegura que, en lo que llevamos de año, 176 personas han muerto en aguas de Alborán y en el Estrecho. Una cifra estremecedora que aconseja la puesta en marcha de medidas urgentes que acabe con este goteo de fallecidos mientras intentaban cruzar el Mar Mediterráneo buscando un futuro mejor.
Muchos de estos inmigrantes son refugiados que huyen de sus países de origen, personas que escapan de la guerra, la violencia y la persecución. El pasado 20 de junio se ha conmemorado el Día Mundial de las Personas Refugiadas. En estas fechas, con la mejora de las condiciones meteorológicas, seguro que se incrementa el número de personas que intentarán llegar a nuestras costas. Es hora de que España y la Unión Europea asuman sus compromisos y no actúen de forma ambigua en política migratoria. Es fundamental que se cumplan los tratados internacionales en materia de derechos humanos. No podemos ponernos vendas y olvidar que el problema existe. No podemos permitir que algunos gobiernos de la comunidad persigan a los inmigrantes como si fueran delincuentes. La Agencia Europea de Derechos Fundamentales señala en su último informe que se están vulnerando algunos derechos humanos en nuestras fronteras. Se viola el principio de no devolución que prohíbe enviar de nuevo a sus países a personas que corren el riesgo de volver a ser torturados. Claros ejemplos son Bulgaria, Croacia y Grecia y Hungria.
El año pasado, España se convirtió en la principal vía de entrada a Europa, con 57 mil llegadas, el doble que las registradas en el año anterior. Nuestro país tiene que ofrecer una imagen diferente a la que llevan a cabo estos estados. Tenemos que intentar promover acciones continentales que busquen solución a un problema que es aprovechado por mafias que trafican con seres humanos. Sabemos que es un tema que no se va a solucionar levantando muros y cerrando fronteras.
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