Por lo que no está por dejar el escaño de diputado en el Congreso nacional, va a mantener los dos cargos: congresista y presidente. Aquí cuando alguien logra un puesto ya no lo suelta, y cuando son dos, no quiere dejar ninguno de los dos. No es el primer político almeriense que se ve en esa tesitura. En el caso de don Javier Aureliano seguirá mandando en Almería sin perder comba en los espacios abiertos en el entorno del jefe Casado en los madriles. Entiendo que se va a quedar en ambos. Aunque él ha dicho por ahora, apuesto que se va a quedar con los dos. Con los amigos me he jugado un arroz con gambitas y cigalitas en el cortijo a que se mantiene como dios, en todas partes. Uno de estos meses veremos si pierdo o gano la apuesta. Mientras nos llega el “por ahora” de don Javier, veamos: desde la diputación controla Almería, es de esperar que en el futuro lo haga un poco mejor, se ha llevado algunos chascos en las municipales, Níjar, Albox o Felix. Vale, vale, la mayoría en Diputación y los resultados de Almería, Roquetas, Vera o Mojácar salvan los muebles, y es verdad, pero en los medianos o pequeños se le notan algunas puntadas mal dadas en las suturas. Abandonar Madrid y sus encuentros con Casado en el Congreso no es políticamente aconsejable. Si él no está en la capital del reino otro ocupará su lugar y puede que el corazón de Casado y con ello le pueden empezar a llegar en el futuro los problemas políticos. Desde la presidencia de la Diputación controla los movimientos de Almería y de Ramón, el alcalde, futuro banderín de enganche del PP. Javier Aureliano tendría controladas las dos puertas por donde le podrían llegar movidas internas. ¿Y de la tercera y sandunguera puerta sevillana qué me dice usted? Es cierto, puñetas, no había caído en la tercera y trianera puerta y desde Sevilla le puede llegar algún malicioso movimiento. ¿Otro cargo político en el convento sevillano?, sería el tercero para el señor García, lo mismo no es muy bien visto por la militancia. Duplicar cargos ya no es muy bien recibido, pero si se le suma un tercero, no sé, no sé. La pregunta: ¿En quién depositará su confianza el presidente y congresista Javier Aureliano, en la consejera Carmen Crespo o en su viejo amigo Pablo Venzal? Un dilema. Los amigos en política dan unos sustos.
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