Cáritas nos dice que hay 100.000 sin papeles en la provincia

Las preguntas se agolpan. ¿De qué viven esos cien mil emigrantes sin papeles? ¿Dónde viven esos cien mil emigrantes sin papeles? ¿En qué condiciones viven esos cien mil emigrantes sin papeles? ¿Quién se aprovecha o abusa de la mano obra de esos cien mil emigrantes sin papeles? ¿Se abusa de ella? ¿A quién le echamos la culpa de esos poblados de chabolas donde se hacinan miles de inmigrantes sin papeles? ¿Quién vive o se aprovecha de las políticas sobre inmigración puestas en marcha por las administraciones? Podíamos seguir preguntando, pero, ¿para qué? ¿Hay alguien por ahí? ¿Silencios cómplices? Nadie nos va a contestar, lo sabemos, ya estamos acostumbrados a los silencios de los políticos. Se les llena la boca a nuestros prohombres de que hay que conseguir papeles para todos, pero a la hora de la verdad aparece Cáritas y nos pone la dura realidad ante nuestras narices: Cien mil emigrantes sin papeles pululan por la provincia de Almería. Se nos hiela el alma. ¿Ha notado usted alguna reacción en estos días por parte de nuestros dirigentes? ¡Qué duro es el silencio de los políticos, qué vergonzoso es el silencio de esos políticos que ayer en la oposición pedían papeles para todos y ahora les vemos callados ante la dura realidad que Cáritas nos lanza a la cara de los almerienses: Cien mil inmigrantes se pasean sin papeles por las calles de nuestra tierra! Y ellos a esconder la cabeza debajo del ala, y ella a la playa, a esperar a que pase la tormenta provocada por Cáritas. Total son cuatro días, se dicen, dos en los medios, dos en comentarios y tertulias y a olvidar de nuevo a esas cien mil personas que sin papeles conviven con nosotros. Ha dicho usted que esas personas conviven entre nosotros, no sería mejor decir que malviven. Tiene mucha razón, caballero, malviven entre nosotros. En estos días se habla de cien mil, si no se toman medidas ¿de cuántos podemos estar hablando en un futuro? Las pateras siguen llegando a nuestras playas. Y eso que Cáritas no cuenta a los que no han podido llegar a la costa almeriense, a los que se han quedado en los fondos de nuestro azul Mediterráneo, oscuro y traicionero para cientos de hombres y mujeres que quieren llegar, incluso a malvivir entre nosotros, antes que quedarse en unas tierras, las suyas, donde la dureza de la vida llega a ser insoportable.