En España tenemos gasolina con plomo, gasolina sin plomo y gasolina Marlaska, que es la que usa el ministro de Interior en funciones para fomentar los escraches en manada contra la extrema derecha, o sea, Ciudadanos. ¿Ciudadanos es de extrema derecha? Si lo ha dicho el ministro, será verdad, que los ministros de interior saben mucho. Y, como además de ministro es profeta, adivinó que tendría consecuencias con los que tratan con la extrema derecha, y Ciudadanos, que es un partido liberal, sufrió el acoso profetizado por el ministro que debe mantener el sosiego y la normalidad en las calles, pero que le gusta distribuir su gasolina e indicar a quien darle el plomo y a quién quitárselo.
Al ministro de Interior, que antes lo era de todos los españoles, pero ahora parece que sólo quiere ser ministro de un movimiento LGTB de izquierdas, presa de un ataque de soberbia y engreimiento, todavía no ha rechazado que una manda de acosadores despacharan a los representantes de un partido político que ha recibido, junto con el PP, más de 11 millones de votos.
Al ministro de Interior le debe parecer bien lo del acoso a representantes democráticamente elegidos, y puede ser debido a que sea un ministro que ha salido del armario totalitario repentinamente, o bien que el súbito ataque de altanería y arrogancia se le haya convertido en algo crónico. La vicepresidenta Celáa ha apoyado al ministro de la gasolina, pero ha censurado el escrache a Ciudadanos, mientras el ministro de Interior, en funciones, en funciones de estación de servicio, calla y no desciende a dar explicaciones al pueblo, porque los totalitarios aman al pueblo, dicen que lo representan, pero no hablan con el pueblo. La Celá sabe de escraches -"maqueta, fuera" le gritaban en el País Vasco- pero el ministro de la gasolina está muy ocupado en que todo el que sea homosexual sea de izquierdas. Por mucha gasolina que haya que repartir.
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