María González tuvo el enorme acierto de convencer a su padre para que aceptara que el impresionante archivo fruto de su larga vida política pudiera ser puesto a disposición de los historiadores y de los ciudadanos a través de la Fundación Felipe González.
Fue también un acierto el fichaje de Rocío Martínez Sampere para dirigir la Fundación.
Me atrevo a decir que los historiadores están de buena suerte al acceder a este archivo que guarda buena parte de la historia reciente. De la nuestra y de la del resto del mundo, porque a través de la correspondencia de Felipe González podemos conocer que le preocupaba a Gorbachov, cuales eran las intenciones de Busch padre, los problemas que acuciaban a la Unión Europea, etc, etc.
Y digo que los historiadores están de buena suerte porque no es habitual que los archivos de políticos relevantes se hagan públicos antes de su muerte. Así que no serán los historiadores del futuro los que escriban sobre nuestro presente sino que los contemporáneos del propio Felipe tienen a su disposición muchas piezas del puzle de la Historia de finales del siglo XX.
Les diré que me siento afortunada porque un día recibí la llamada de Rocio Martínez Sampere para invitarme a comentar estas cartas, junto a Manuel Vilas Vilas, Manuel Jabois, Loreto Sesma, Alfonso Zapico y Eduardo Madina.
Incluso me permitió elegir. Y mi elección recayó no en las misivas que González intercambio con los grandes líderes de su etapa de Presidente sino otras cartas, más sencillas, las que le enviaban muchos de los militantes del PSOE y que todas estaban encabezadas con un "Al compañero Felipe".
La idea de Rocío, llevada a puerto, era publicar un libro. Y les aseguro que es un libro que no dejará indiferente a nadie. Es más, me atrevo a decir que es un libro apasionante porque es un retrato privilegiado de toda una época.
Pocas cosas son tan íntimas como una carta. Se desnuda quién la escribe pero también quién la recibe porque a través de las palabras recibidas no es difícil dibujar la relación entre escribiente y lector.
Creo que merece un reconocimiento el empeño de Maria González por su tesón logrando que su padre pusiera su archivo a disposición de la sociedad... No serán los ciudadanos de dentro de cien años los que tengan información precisa de cómo se relacionaba Felipe González con François Mitterand y Helmut Kohl o Margaret Thacher, sino también qué pasaba en el PSOE, el juego de poder entre ministros, la quiebra de amistades que parecían eternas, las decepciones, dudas, y preocupaciones del propio Felipe y de su entorno.
Bienvenidos detrás del escenario del gran teatro de la política.
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