En Terque, el de los museos, han ardido miles de hectáreas

Juan Torrijos
11:00 • 17 jul. 2019

El fuego estaba lejos del núcleo del pueblo, pero ahí estaban las noticias de si el cortijo de tal o cual vecino podía estar en peligro. Al final, y con el agradecimiento de todos los terqueños a los que dedicaron sus horas y sus trabajos a cuidar de ellos y de su medio ambiente, el domingo se levantaron con la tranquilidad de que el fuego estaba controlado. Todo comenzó en la madrugada del sábado. Sobre las dos una tormenta despertó no sólo a los vecinos de Terque, el aparato sonoro y eléctrico fue impresionante, las gotas grandes y sonoras sobre el asfalto. La tormenta no duró excesivo tiempo, pero sí el suficiente como para que el daño se hiciera presente por un rayo y los vecinos se despertaran el sábado con fuego en la sierra y algunos con temor por sus cortijos. Viajar durante ese sábado por la carretera de la Alpujarra almeriense camino de Padules se convirtió durante todo ese día en un mirar a la sierra, ver como el humo coronaba sus cumbres y ponía acento de tristeza y pesadumbre en las caras. Las noticias iban cayendo lentamente sobre el ciudadano, es lo que tienen los fines de semana que hasta los medios están casi de vacaciones. Muchos vecinos de Terque estaban el sábado en Padules, celebrando la boda de Anabel y Miguel, y el comentario era saber lo que estaba ocurriendo en su sierra. Es en esos momentos cuando se le da valor a las redes sociales, las noticias llegaban a través de los mensajes particulares de los que estaban cerca del fuego o en el pueblo y los vecinos se iban tranquilizando, el fuego estaba controlado, no apagado, pero controlado. Terque dejaría de ser noticia por el fuego en unas horas, volvería a ser el de los museos. Pudieron seguir disfrutando de una noche en la terraza Barea, del buen servicio de la empresa Bonilla de Arboleas y de una camarera preciosa como Carmen que nos contaba la satisfacción que supone trabajar en un catering donde no se esclaviza al personal. Aunque habría que explicarle a la dirección que algunos consejos sobre el servicio no le vendría mal a algún camarero. El fin de semana acabó bien, el cortijo de Adela no se ha quemado, el monte habrá que repoblarlo de nuevo y Anabel y Miguel serán felices. Se acabó el susto para un pueblo que estuvo pendiente de su sierra y de esos hombres que estuvieron luchando contra las llamas.






Temas relacionados

para ti

en destaque