¿Prohibir el reggaetón en Feria?

El Ayuntamiento de la Línea de la Concepción (Cádiz) prohibió la pasada semana el reggaetón en la celebración de su Domingo Rociero, la principal fiesta de esta localidad. El Alcalde, Juan Franco, que milita en un partido local que obtuvo la mayoría absoluta en las últimas elecciones municipales, impulsó esta medida para favorecer que en las casetas feriales se escuchase exclusivamente sevillanas, música rociera o flamenca. Y claro, no faltará quien mire en Almería con ojos golositos la medida del alcalde gaditano y reclame la aplicación de una iniciativa similar en nuestra próxima Feria. Y no descarten que ello suceda, porque Almería es una potencia importadora de debates innecesarios, sobre todo si son susceptibles de saltar del tuiter a al papel.

¿Pero sería posible hacer algo parecido en Almería? Pues depende, porque asistiríamos a la colisión del saludable criterio estético de apartar el chunda-chunda electrolatino de nuestras vidas, con el también saludable espíritu liberal de abominar de las prohibiciones. En este sentido y aun considerando el reggaetón como una calamidad equiparable a una plaga bíblica, me temo que habría de salir en defensa de sus fastidiosos seguidores, porque entiendo que convertir un criterio personal y subjetivo en norma de obligado cumplimiento no es lo más deseable, porque se empieza por prohibir un tipo de música y acabamos invadiendo Polonia. Recuerdo a los defensores de la prohibición que también los nazis prohibieron el jazz, no sólo en las radios y tiendas de discos de Alemania, sino en las de todos los países que iban conquistando, en donde requisaban y destruían los discos de esa “música negrojudía de la jungla”, tal como la definía el inefable Dr. Goebbels. En todo caso, tengamos la fiesta en paz y que cada cual se solace musicalmente con lo que estime oportuno. E intentemos educar musicalmente el oído de los más pequeños, para evitar que de mayores sean reguetoneros o, mucho peor, que quieran invadir Polonia.