Apagones: efectivamente, faltan luces

Uno entiende que para la oposición municipal la figura del alcalde sea una especie de sumidero en el que hacer converger todos los males y delicuescencias de la ciudad. Ninguna oposición habló bien jamás del alcalde y ningún regidor espera de la oposición que se deshaga en elogios. Hubo una excepción hace años cuando, en una entrevista radiofónica, el entonces portavoz socialista, Juan Carlos Usero, concedió “un aprobaíllo” (sic) a la labor del entonces alcalde de Almería, el popular Luis Rogelio, lo que le acarreó tal nivel de furiosa impregnación por parte de sus compañeros de partido, que posteriormente hubo de rectificar para cascarle el pertinente suspenso en segunda convocatoria. Toda estrategia política tiene dos límites que no deben sobrepasarse: el sentido común y el respeto a la inteligencia del ciudadano. Por eso no termina de entenderse bien la insistencia del Grupo Municipal Socialista en achacar en exclusiva al alcalde la situación derivada de los cortes de luz provocados en algunos barrios por los enganches ilegales para dar luz y calor a plantaciones de marihuana. Presentar el problema desde esa óptica infantiloide, centrando la culpa en el alcalde del PP y excluyendo al subdelegado del Gobierno, socialista, obviando además que el Ayuntamiento no tiene competencias directas y -sobre todo- que no habría apagones sin vecinos que cometieran delitos es, sencillamente, huir de la realidad. Y no sólo eso.  Es también una alarmante demostración de desconocimiento de las dinámicas de gestión y resolución de los problemas cotidianos de Almería, que es para lo que alguien se presenta a la alcaldía. Pero el PSOE prefiere condensar la genealogía de su pensamiento en este sencillo mensaje a los almerienses: “pensamos que sois tontos y como tales os tratamos. Por eso os señalamos con el dedo al culpable, para que lo tengáis fácil a la hora descargar vuestra rabia”. Los de los enganches deben estar flipando. Y sin necesidad de fumarse nada.