Calamidades y pérdida de libertades

Estoy viendo a la hora de escribir estas líneas este titular de LA VOZ DE ALMERÍA: “El Hospital La Inmaculada reduce a la mitad las listas de espera en Oftalmología”. El delegado de Salud, Juan de la Cruz, señala que cuando llegaron al cargo, la lista de espera de Oftalmología tenía a 687 pacientes que llevaban esperando más de un año para que les operasen de cataratas y otras patologías. Ahora, ya sólo quedan 333 personas sin intervenir.

Del mismo modo, leo que la Consejera de Fomento, Marifrán Carazo, ha anunciado la disposición de la Junta para desbloquear definitivamente el PGOU de Almería, que inmerso en una maraña administrativa entrelazada minuciosamente por el anterior gobierno del PSOE, hace que Almería tenga que seguir rigiéndose urbanísticamente, en 2019, por un documento de 1998. La Junta ya tiene Presupuestos y va a pagar por primera vez todo lo que debe a los ayuntamientos y diputaciones; está desmontando la innecesaria y carísima red de chiringuitos de la administración paralela del PSOE y se dispone a gastar todo lo presupuestado sin perder fondos europeos por gandulería, ni acumular multas por morosidad en el pago a entes locales y provinciales. Hace unos días, el Consejero de Deportes, Javier Imbroda, puso la primera piedra de las esperadas obras de remodelación del Estadio de la Juventud, que tantas veces había pedido el Ayuntamiento, cuyo gobierno municipal está formado por más mujeres que hombres. Un Ayuntamiento que hace poco celebró el Día del Orgullo LGTBI, sin que hubiera perseguidos, ni insultados. Digo todo esto porque no dejo de preguntarme en qué se está notando la catástrofe anunciada del llamado Trifachito, esa acuñación trifálica y multiescrotal que agita el PSOE como un fantasma, para referirse al pacto de gobierno que les ha sacado de los despachos que consideraban suyos en propiedad. ¿En qué está notando usted todas las calamidades y pérdidas de derechos y libertades previstas? Es para contárselo a una amiga de Triana.