El alcalde de Macael se sube el sueldo hasta el máximo legal

Criticar lo que es legal no parece que nos lleve a ninguna parte. Si la ley le permite esa subida, lo que tendrían que hacer la oposición socialista de Macael es pedirle a su partido, que miren ustedes por donde está gobernando en el país, que la cambie. Estoy seguro que le van a decir que un mojón. ¿Y por qué? Porque si en Macael lo está haciendo el PP y beneficiando a Raúl Martínez, en otros municipios lo están haciendo el resto de los partidos con el mismo resultado favorecer al alcalde y a los ediles de turno. Lo que no deben olvidar, tanto PSOE como el PP, es que los dos partidos juntos aprobaron esa ley que ahora algunos critican. No se opusieron en su momento. Nos dirán que poco puede influir una agrupación local ante los grandes de Madrid, y tiene razón, y ese es el gran mal de nuestra política, que nos la manejan cuatro desde la capital, que si una agrupación local no tiene poder, la provincial no quiere crearle problemas al jefe y traga. Y así andamos los ciudadanos, tragando toda clase de abusos desde las grandes máquinas de las formaciones políticas, más preocupadas en mantener sus cuotas de poder económico, digo bien, económico, que en defender las cuentas de los ciudadanos. Se pone el acento en el alcalde de Macael desde el PSOE en estos días y el PP nos sacará ejemplos de otros municipios donde sea al contrario. Pero no buscaran, ni lo van a intentar, una solución definitiva al gasto público en las administraciones. Es una vergüenza que tengamos a unos cientos de chupópteros viviendo a cuerpo de rey en nuestra provincia a costa de los impuestos de los ciudadanos. Todos los nuevos partidos que llegan nos anuncian que bajaran los impuestos, el gasto público, pero vemos lo que están haciendo los más cercanos, los ayuntamientos, y el ejemplo de Raúl Martínez es uno más de los muchos desmanes que estamos viviendo los votantes. Les hemos dado el poder y ellos (no todos, ciertamente) se van a llenar los bolsillos a nuestra costa. Siempre nos quedará algún pequeño pueblo donde un jubilado sea el alcalde y siga viviendo de su jubilación. No estaría de más que la transparencia, esa con la que se llenan la boca nuestros políticos, nos pusiera sobre la mesa el sueldo y otras mordidas en dietas, asistencias y viajes de nuestros políticos provinciales. No estaría mal, ¿verdad? No lo esperen.