Desde el final de la larga y doble recesión en España (hace más de cinco años) la necesidad de cambiar el modelo productivo se convirtió casi en un mantra, pero no tiene visos de estarse produciendo. Nuestra economía sigue teniendo una especialización productiva centrada en actividades de poco valor añadido, sigue manifestando un escaso esfuerzo en innovación y una elevada dependencia tecnológica y energética del exterior, con una estructura empresarial fuertemente polarizada entre sectores y tamaños de empresas, con importante presencia de pymes y microempresas.
Así mismo, la economía española continúa mostrando elevados niveles de desempleo y precariedad laboral, intensificados por las reformas laborales, y una marcada tendencia al aumento de las desigualdades económicas y sociales. No cabe pensar en un cambio de modelo productivo si no se piensa en un nuevo modelo social, porque son inseparables. Las implicaciones de las propuestas para modificar los parámetros de desarrollo de nuestro país son amplias y diversas, y requieren de actuaciones y políticas en ámbitos muy diferentes.
Las lecciones que se deberían haber aprendido de la “Gran Recesión” que hemos sufrido parecen no tenerse en cuenta en la reciente recuperación económica, hemos de promover un nuevo modelo productivo en el contexto de la globalización, revisando el propio concepto de competencia para relacionarlo con el conocimiento y la innovación.
La revolución digital en el empleo, la estructura sectorial y las ocupaciones, hace necesaria la intervención pública para revertir los puntos débiles del actual modelo productivo español pero manteniendo y fortaleciendo el modelo social europeo y la creación de instituciones que proporcionen solidaridad y limiten el poder de las fuerzas del mercado.
La igualdad de género es otro vector determinante de un nuevo modelo social, igualitario e inclusivo, que dé preeminencia a derechos y necesidades sociales y laborales de las personas por encima de cualquier condicionante del mercado neoliberal y patriarcal, y que integre la sostenibilidad social y ecológica.
Del mismo modo hemos de considerar a los actuales cambios demográficos y sus efectos en la cohesión social que, junto a los cambios ecológicos y tecnológicos, exigen replantear los mecanismos de distribución y redistribución de la renta y la necesidad de hacer emerger las actividades de cuidado de las personas dependientes como sector productivo, con el objetivo de la consecución del pleno empleo contemplado constitucionalmente.
Desde CCOO también creemos que debemos actuar sobre los riesgos del cambio climático para nuestra sociedad y economía, a los que se debe hacer frente de manera transversal, implicando a todo tipo de actores públicos y privados y valorando como una gran oportunidad algunas medidas y propuestas recientes dentro del Marco Estratégico de Energía y Clima.
La ciencia, investigación e innovación son imprescindibles, a nuestro juicio, para fomentar una economía sostenible y creadora de empleo de calidad, base de la cohesión social, desterrando la precariedad del personal que trabaja en los centros públicos de investigación, apostando por recuperar el talento de los que se han ido y retener el talento de quienes están.
La internacionalización de la economía española a través de las cadenas globales de valor, promoviendo estrategias que permitan avanzar hacia posiciones generadoras de mayor valor añadido, junto al papel de la economía social, el despoblamiento del medio rural, los modelos de desarrollo urbano y la educación como motor de inclusión social son otros vectores importantes para el cambio de modelo económico y social.
Los cambios tecnológicos afectan el empleo, que requiere de un cambio del modelo de formación, pero también precariza las condiciones de trabajo y las relaciones laborales, por lo que se hace necesaria tanto una adaptación de la normativa reguladora como de la negociación colectiva, para lo que resulta indispensable la participación colectiva de los trabajadores.
Desde CCOO somos conscientes que el sindicalismo en las sociedades modernas debe reconfigurarse de cara al futuro, pero sin perder de vista la fuerza del valor del trabajo como factor de cohesión social incuestionable y determinante para mantener los ideales de bienestar y justicia social. De ahí la importancia de una participación plural y múltiple, en la que es fundamental la aportación de las organizaciones sindicales de clase, como garantes de la centralidad del trabajo decente y del respeto a los derechos humanos y laborales.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/176299/vectores-de-cambio-para-un-nuevo-modelo-economico