Impelidos hacia la perfección

José Ramón Talero
11:00 • 14 ago. 2019

Umbroso lodazal de miseria e iracundo recelo social se observa día tras día en este nuestro mundo. No se pretende que nadie acepte  formas de pensar, de actuar obligados; de igual manera hay que rechazar cualquier imposición o atadura. Siempre debemos de ser en lo posible, libres y fieles a nuestras ideas, convicciones, sin olvidar el respeto a los demás.


¿Qué gran acierto sería que en nuestra sociedad occidental se siguiera acogiendo el respeto a todas las maneras de pensar y se mantuviera siempre esa esencia fiel de identidad y ejemplo de democracia a todos los pueblos del planeta?


 ¿Qué está ocurriendo con nuestra civilización, la culta, la de la libertad y del progreso?



¿Por qué aparecen cada vez más, esos políticos que se engrandecen por su continuo proceder de obstrucción, siempre intransigentes con todas las ideas  y opiniones contrarias a las suyas?


Porque adolecen de seguridad en sí mismos y aspiran a ese poder omnímodo.



Impelidos hacia la perfección no se puede permitir en el siglo XXI, de ninguna de las maneras, guerras provocadas en todas las latitudes de nuestro planeta; intereses económicos, religiosos, políticos o estratégicos….propiciando terrorismo y países sumidos en la máxima pobreza; mientras sus dirigentes se enriquecen e impasibles ignoran el sufrimiento y las hambrunas de sus gentes.


Nuestra sociedad, ante tanto horror, amargura y desesperanza, permite o finge hipócritamente, la tragedia de miles de personas que huyen de sus países, muriendo cientos de ellas a diario en mares, fronteras, esclavitud, campos de refugiados etc… Todo programado siempre por algunos países y personajes miserables, alentados por algunas absurdas e interesadas industrias, que solo le interesa el poder y el dinero.



 Nuestras conciencias se atenúan haciendo viajes de compasión en ONGs, entregando algunas monedas a estas instituciones, pero esto no resuelve nada. Las mafias  campan a sus anchas, las ventas de armas hacen su agosto y los organismos internacionales y países integrantes de la ONU se pasan la pelota y no toman decisiones conjuntas.


¿Nos hemos olvidado de las Guerras Mundiales y los millones de muertos que dejaron?

¿Para qué se constituyó la ONU? Para que hubiera paz, progreso y justicia en cada rincón del planeta.


La fuerza interior de ser humano, provoca la irritación e impotencia ante la sinrazón, y nos  vuelve más fogosos e imaginativos. Se debe iniciar un orbe enteramente nuevo, un concierto totalmente  diferente en todos los ambientes de la sociedad.


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