Kayros
23:30 • 13 oct. 2011
Habría que ser muy niño, un bebé dotado de la más preternatural inocencia, para creerse las promesas de los políticos metidos en campaña electoral. A las palabras del seductor no se las puede limpiar de cierta rebaba de falacia como si fueran envueltas en papel celofán y aún contando con la buena voluntad de quien las profiere, es de buen estilo no dejarse engañar. Ahora estamos lamentando las vueltas y revueltas que ha dado Zapatero a los largo de estos cuatro años para venir a tomar , al fin, decisiones horribles que él mismo había abandonado en otro tiempo. Y es que la política de un país, como el camino al andar de Machado, resulta dialécticamente impredecible. Este señor que se llama Rajoy, probable presidente del Gobierno tan solo a cuarenta días vista, comienza a decir cosas resbaladizas después de aburrir al ciudadano con su astuto silencio gallego de no querer comprometerse.. Ha dicho, por ejemplo, "que se compromete a decir la verdad", "a gobernar desde el diálogo y por encima de las ideologías". Caray, si así fuera hasta yo mismo podría esperar todavía un carguito de portero en alguna delegación autonómica o tal vez en algún establecimiento de loterías del Estado. Pero no caerá esa breva. A Rajoy hay que interpretarlo en clave Rubalcaba, o sea, oyendo a los que tiene alrededor. No han pasado cuatro meses del gran triunfo en que el PP se hizo con casi todos los ayuntamientos y autonomías de España. Pues miren ustedes, ya llegan noticias de favoritismo, nepotismo y otros ismos. Dicen los periódicos que el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, ha fichado una veintena de afines al PP. Los llamados afines son personal eventual vinculado a familiares de dirigentes del partido ¿Es esto gobernar para el diálogo y por encima de las ideologías? Puaff. Pero no queda aquí la cosa. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha hecho también de providencia amorosa a favor de los exconcejales que él mismo desechó al confeccionar la lista. Nadie podrá quejarse de que se queda en la puta calle. De la Torre les ha buscado un nuevo sueldo en nombre de eso tan abstracto que llaman asesoría. De aquí para qué hablar.
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