Las niñas bonitas no pagan dinero

He dejado pasar unos días a ver si las calles volvían a bullir con mareas y reflujos, o por si la efervescencia del malestar convertía a la Plaza de la Leche en el rompeolas de todos los enojos. Pero no. 

Tampoco he visto manifiestos, ni declaraciones de condena o repulsa por lo que, de ser otras las circunstancias, habría supuesto un insulto a todas las mujeres de España. Imaginen por un momento que la condescendiente ocurrencia de regalar las matrículas universitarias a las mujeres que quieran estudiar carreras científicas o técnicas -que de eso hablamos hoy- no hubiera partido de un adalid del feminismo como Pedro Sánchez sino que lo hubiera propuesto un ministro del PP. Válgame Dios: el apocalipsis ovárico. 

Que si ya está bien de heteropatriarcado, que si el paternalismo, que si el machismo, que si las mujeres no necesitamos regalos, que si no bonita, etcétera. Pero Pedro Sánchez es muy guapo y el uniforme de barquero que pasa gratis a las niñas bonitas le queda de cine. Ya han visto que las asociaciones, colectivos y gineceos progres han tragado con la proposición sin decir ni mu, quizás porque la fuente de la que ha brotado tan caritativa medida es la misma de la que manan las subvenciones y convenios que mantienen las nóminas que sostienen un próspero estilo de relato y vida para muchas y muchos. Y habrá quien no esté de acuerdo con esto, pero a ver de qué otro modo se puede explicar la incomparecencia -otra más- de ese feminismo oficial que ha hecho de la doble vara su permanente sistema métrico. 

Me pregunto si entre las medidas estrella que el Dr. Fraude está preparando para las elecciones de noviembre se contempla también la matrícula gratuita para los chicos que quieran cursar carreras en las que tradicionalmente hay más presencia femenina, como enfermería, pedagogía o psicología. A ver si la igualdad va a ser para todas y no para todos.