Aula del mar fantasma en el Cabo de Gata

Pedro Mena Enciso
11:00 • 24 sept. 2019

Queridos lectores de Almería en el Tiempo: Con indignación por la desidia y dejadez de la Junta de Andalucía, reproduzco mi artículo de 9 de Septiembre de 2014 con el objetivo de que el Gobierno del Cambio tome cartas en el asunto porque en 5 años no se ha hecho absolutamente nada:


“Algunas Agencias ofrecen entre sus opciones turísticas la visita al Aula del Mar situada junto al Faro de Cabo de Gata, muy cerca del Arrecife de Las Sirenas y en un entorno paradisíaco. Sin embargo, ¡asómbrense!, estas magníficas instalaciones permanecen cerradas desde hace años. Es un equipamiento de educación ambiental marino localizado en pleno Parque Natural Marítimo. Tiene una capacidad para 20 personas en literas dobles. Cuenta además con una sala de usos múltiples para la realización de conferencias, talleres… Dispone de una embarcación, actualmente abandonada e inservible, para la realización de rutas en barco y talleres submarinos. La publicidad para el turismo habla de una serie de actividades en el albergue: ”Senderismo, Mountain Bike, Rutas a caballo, Piragüismo, Buceo, Observación fauna y flora, Rutas culturales, en barco, talleres de educación ambiental”… e incluso describen la dotación de la casa: “Televisión, Cuarto de Baño, Cocina, Lavaplatos, Comedor, Sala de estar, Agua caliente”…


Otras páginas la describen como opción rural ideal o como un recurso para trabajar todo el año con los colegios el tema de la educación ambiental. Funcionó desde el verano del 2000 hasta más o menos el año 2005 cuando desapareció como por arte de magia aunque siguen visibles las indicaciones en la carretera que no nos llevan a ningún sitio). Desde luego es evidente la falta de apoyo institucional y la estrechez de miras de la Consejería de Medio Ambiente a la que pertenece esta Aula del Mar.



Todavía pienso en la charla de presentación a la que asistí con mis alumnos y el imborrable día que pasaron allí los chicos haciendo prácticas con especies del mar, viajando a través de un sendero por diferentes y hermosas calas o las enseñanzas como aprendices de pesca. Esa jornada comimos al aire libre recordando el video proyectado por los biólogos del Aula con magníficas explicaciones que respondían al aluvión de sensaciones en forma de preguntas de mis alumnos de ese curso 2004- 2005. Y eso es lo que pretendemos en este artículo que el Cabo vuelva a convertirse en una Aula viviente para el aprendizaje de unos jóvenes ávidos de que alguien inteligente, con sentido común y con una mínima sensibilidad, se atreva a poner en marcha lo que ya existe”.





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