En busca del tapeo perdido (II)

Jesús Martínez Capel
11:00 • 25 sept. 2019

Después de la multitud de whatsapps, correos, mensajes y llamadas recibidos tras la publicación de “En busca del tapeo perdido” animándome a seguir rescatando tapas de los años 50 y 60, me he empeñado en un ejercicio de memoria, y, con la ayuda de algunos de mis compañeros del Instituto y de Magisterio, hemos recuperado material para un par de capítulos más.


El citado “Juan el Americano” de la calle de la Bomba, también ponía una especie de ensaladilla sabrosísima ( en la que se masticaban crujientes y abundantes variantes ) colocada sobre una bastante grande “patata a la inglesa”, a la que él denominaba “virguinia, veguinia o virginia”, que nunca supimos el nombre exacto dada la vaga pronunciación de Juan.


Casa Tebar, de Juan Tebar, hermano de Justo Tebar, Casa Justo de la Calle Mariana, en la Plaza Vivas Pérez enfrente de la Funeraria Nueva, era famosísima por sus tapas de casquería. Aparte de sus excelentes callos y patas, destacaban las mollejas de cordero y los sabrosísimos morros de cerdo, dos de las que han desaparecido de nuestra oferta “tapeística”.



Antonio Zamora, promotor de boxeo de la época, en su popular bar “el Turia” en la calle General Rada (hoy Concepción Arenal) enfrente de la confitería “La Ideal”, se hizo famoso con sus filetes rusos. Hoy en casi todos sitios te ponen mini hamburguesas a la plancha, pero los filetes de Antonio eran fritos y totalmente caseros como los de nuestras madres y abuelas con su ajo y perejil.


El popular bar “Los Claveles”de la Puerta de Purchena, famoso por su jibia y gambas a la plancha, ponía, bajo demanda, una insólita tapa : “sobrasada con chocolate” ( una rebanada de pan con sobrasada y una onza de chocolate encima ).



El bar “Puerto Rico” frente al Mercado (la Plaza para los almerienses), ponía también de tapa una riquísima Olla Gitana no ofrecida por nadie actualmente ( que yo sepa) a pesar de la cantidad de bares que te ponen comidas caseras como trigo, migas, fideos, menestra, acelgas esparragas, paella y hasta gachas con pimentón o caldo quemao.


Por último se hizo famosisimo Miguel el del “Topolino “. Miguel creo que vino de Melilla y se instaló en la calle Roda por detrás de los corrales d e la Plaza de Toros. Su especialidad eran las “bolas”, de carne picada, que mientras se hacían en la plancha, él aplanaba continuamente con la espátula. 



No eran hamburguesas convencionales porque iban aliñadas con especias morenas en una fórmula secreta de Miguel que también aplicaba a sus irrepetibles pinchitos de cordero ( hoy todos son de cerdo o de pollo) y a las tapas de corazón ( nunca antes ni después servidas en ningún sitio). Era una gran persona pero implacable para aplicar el derecho de admisión. No toleraba “vinagres” ni “folloneras”. Una gran parte de su clientela eran militares, dada la procedencia de Miguel de una Plaza Fuerte. El sabor de sus tapas es inolvidable y desaparecieron cuando Miguel cerró el bar. Lo recuerdo con la plancha a rebosar, limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano izquierda y esnifando rapé con el de la derecha, pero, eso sí: se lavaba las manos cada cinco minutos.


Todas estas exquisitas tapas se han perdido con el paso de los años, yo creo que por la desaparición de sus creadores, o bien jubilados o por desgracia fallecidos. Pero sigo invitando a los actuales “taberneros” a que las recuperen, pues creo que el que lo haga tendrá un éxito seguro.


En el próximo capítulo hablaremos de las tapas que las numerosas bodegas que existían en Almería en aquellos años ofrecían a sus clientes, algo menos refinadas pero no por eso menos sabrosas.


Temas relacionados

para ti

en destaque