vIñigo Errejón está de moda. Pero yo que él no me fiaría mucho de las mieles de contar con el viento a favor. En política, como en cualquier orden de la vida, hoy estás en lo alto de la escalera y mañana bajas todos los peldaños de golpe a veces sin terminar de comprender porqué.
La realidad es que la sociedad del siglo XXI ha acabado con casi todos los paradigmas del XX, además es una sociedad consumista y por tanto siempre necesita material nuevo, ya sean personas, objetos, causas a las que abrazar, obras de arte, etc, etc. Es parte del entretenimiento global.
Vivimos tan deprisa que lo nuevo se queda pronto viejo, nos aburrimos, y lo apartamos.
Nuevos, novísimos, eran Pablo Iglesias y su grupo de amigos, entre ellos Errejón, con los que puso en marcha Podemos capitalizando el movimiento de los indignados. Ahora en esta sociedad de consumo se perciben los primeros síntomas de decaimiento de la figura de Iglesias.
Naturalmente hay que poner en el "debe" de Pablo Iglesias los errores que ha cometido, es decir ha provocado un cierto hastío en la sociedad con su manera de "hacer" política.
Ahora el personal se frota las manos porque dentro de la gran tragicomedia que es la vida, de repente dos amigos son adversarios y se van a disputar los votantes.
Como Iñigo Errejón parece más pragmático que Iglesias, el viento sopla a su favor. Y escribo pragmático porque no creo que Errejón haya cambiado de la noche a la mañana sus postulados con sabor a populismo peronista sino que ha estado atento a los errores cometidos por Iglesias y gracias a esos errores ha encontrado su propia oportunidad. Así que quienes apostaban por un Gobierno del PSOE con Podemos ahora ven más factible un Gobierno del PSOE con Errejón lo que coloca a este en el centro de la atención político-mediática.
Se habla y se escribe de Errejón como si fuera el no va más, la gran esperanza para que, con sus votos, permita a Pedro Sánchez gobernar.
Los que aspiran a que esto sea así le confieren determinadas virtudes y aguardan expectantes a que cumplan el papel que en su imaginario ya le han asignado.
Por lo pronto Iñigo Errejón ha denominado a su formación como Más País, una manera poco sutil de intentar no molestar a los independentistas por aquello que a estos se les atraganta la palabra España.
El tiempo dirá si contenta a muchos o decepciona a demasiados porque no siempre se puede navegar entre dos aguas.
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