Mañana se celebra el Día Mundial de la Salud Mental 2019. Este año el lema elegido por FEAFES (Federación Andaluza de Familiares y Personas con Problemas de Salud Mental) es “Conect@ con la vida”, cuyo objetivo es simbolizar la importancia de prevenir el suicidio.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 800.000 personas se suicidan al año en el mundo. Solo en España, el número de personas que fallecen cada día por esta causa es de 10, una cifra que duplica la de los accidentes de tráfico.
Da pavor leer estas cifras y yo me pregunto, ¿cómo es posible que este pasando esto y se hable tan poco de ello?¿Por qué esta realidad silenciada?¿ Por qué nos cuesta tanto hablar del suicidio?
Encima, cuando se escucha algo sobre el tema, resulta que la mayoría de las veces se ve envuelto en mitos y falsas creencias sobre los motivos que llevan a una persona a quitarse la vida. “La vida es tan dura que es insoportable”; “su marido la engañaba”, “se ha quedado sin trabajo y no lo soportó”, “la situación económica era insostenible”, “los hijos le daban muchos problemas”…¿Por qué siempre buscamos una razón o un culpable?¿Por qué nos cuesta tanto entender que una persona que sufre desesperadamente decide no continuar con su vida?¿Será nuestra falta de empatía, ignorancia, temor, juicio… ?
Muchas familias y personas han vivido este horrible desenlace para un ser querido, yo soy una de ellas. Hace unos años perdí a un familiar muy importante para mi porque decidió que no quería seguir en este mundo. Como se puede imaginar fue tremendamente doloroso para toda la familia: una muerte así no es fácil de asimilar ni de superar. Y por si eso fuera poco, hay que lidiar con el estigma social que existe en relación al suicidio y a la enfermedad mental. ¿Cómo explicarlo para no sentirte juzgado? Pienso que la mejor manera es decirlo tal cual es; en mi caso, tenía depresión y se suicidó. Es hora de derribar estigmas.
Es de vital importancia visibilizar el suicidio a través de campañas de prevención implicando a instituciones, medios de comunicación y sociedad porque nadie está libre de padecer una enfermedad mental y de tener pensamientos suicidas. Debemos trabajar desde la empatía, el afecto, escuchando sin juzgar, desde la asertividad y superando las dificultades con resiliencia porque sí que hay salida, sí que hay esperanza y sí que hay otras opciones alternativas a la muerte. Y para eso estamos los profesionales de la salud mental, para ayudar a las familias, así como ofrecer un tratamiento de calidad a todas aquellas personas que sufren día a día. Conectemos con la vida, el amor y la ilusión por mejorar.
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