En el libro titulado “Recuerdos”, que es un repaso autobiográfico de 40 años de servicio público, el ex ministro de Economía de Zapatero, Pedro Solbes, admite que él era plenamente conocedor de la inminencia de la devastadora crisis que iba a azotar a España en 2008. “Era ya evidente que la situación económica seguía empeorando y era urgente actuar. Expliqué entonces al presidente Zapatero -escribe- que la economía española se enfrentaba a una profunda recesión.” Sin embargo, en el famoso debate electoral mantenido en febrero de ese mismo año con el responsable económico del PP, Manuel Pizarro, el socialista llegó a pronunciar la siguiente frase: “Hablan tanto de crisis en el Partido Popular, incluso de recesión, que ya a veces resulta incluso un poco molesto. Nada más alejado de la realidad.” Solbes mintió con aplomo y Zapatero nos llevó al umbral de la catástrofe, sembrando la ruina y la incertidumbre entre millones de familias españolas.
Pues bien, ahora que podemos volver a elegir gobierno, conviene no sólo recordar estos hechos, sino tener presente también otros datos al margen de las simpatías políticas. El Fondo Monetario Internacional acaba de presentar unos datos que sitúan a España como el país más endeudado del mundo, después de los Estados Unidos. Y no sólo eso. Además, el Ministerio de Economía acaba de actualizar los indicadores económicos más relevantes (creación de empleo, consumo de energía, matriculación de automóviles, etc.) resultando que todos o casi todos están en desaceleración. Según el FMI, está situación obliga a España a “retomar el ajuste presupuestario estructural y acometer reformas adicionales en el mercado laboral.” ¿Y qué hace al respecto nuestro presidente-candidato? Pues lo lógico: prometer alegrías y gozos en campaña, mientras espera poder cerrar el círculo de la democracia sacando a Franco de su tumba. Justo lo que España necesita. Así que no le molestemos más hablando de crisis.
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