El peligro implosivo de la estadística

Hace unos días, en esa peculiar estrategia consistente en culpar al alcalde de Almería de buena parte de los males del planeta, la portavoz del Grupo Socialista exigía de Fernández-Pacheco un plan para frenar la exclusión social en nuestra capital, basándose en unos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística y un colectivo llamado “Plataforma Almería Unida contra la Pobreza”, según los cuales el 30% de los almerienses está en riesgo de pobreza. No se trata ahora de desmentir esos datos o entrar en el análisis del trabajo de campo estadístico, sino de apuntar dos cosas muy sencillas. La primera es que ningún alcalde va a acabar con la pobreza como fenómeno global. Ni tan siquiera ellas y ellos lo lograrían. Y la segunda, y a mi juicio más relevante, es que la portavoz socialista en el ayuntamiento, Adriana Valverde, demostró que también en esto habla de oídas. Y es que el Ayuntamiento de Almería y la Junta (cuando estaba gobernada por el PSOE) acordaron destinar más de 6,5 millones de euros a la Estrategia Regional Andaluza de Cohesión e Integración Social (ERACIS), que lleva meses trabajando en un conjunto de programas dirigidos a paliar y corregir la pobreza en barrios como La Chanca-Pescadería, Fuentecica-Quemadero, barrio Araceli, Piedras Redondas, Los Almendros y El Puche. Y no sólo eso. Tampoco parece conocer la labor de los trabajadores sociales del Ayuntamiento y la existencia del I Plan de Servicios Sociales Comunitarios 2018-2022. Ya puestos a preocuparnos por los desfavorecidos, me atrevería a advertir a los concejales del POSE sobre la peligrosa capacidad implosiva de las estadísticas, porque si miran bien esos datos descubrirán que a pesar de las bonitas palabras del presidente-candidato Sánchez sobre la necesidad de promover una agenda económica “más social”, y tal, la pobreza ha subido en España en 154.889 personas durante el primer año del “gobierno de la dignidad” del Dr. Fraude. A ver qué hacemos con eso.