El fútbol femenino ha decidido esta semana ir a la huelga para reivindicar algo parecido a “la igualdad” laboral. Es una reivindicación justa, pero aqui no se va a hablar de ella sino de fútbol y feminismo.
El fútbol femenino y el feminismo reciente no han hecho buenas migas. En los últimos e importantes 8-M no se vieron pancartas apoyando a las ahora huelguistas. Y el fútbol de mujeres parece avanzar y extenderse sin el apoyo explícito de teorías, talleres ni asociaciones feministas.
En España, en los años 70, se ridiculizaba el fútbol de mujeres en películas como Las Ibéricas, o en partidos con folclóricas. Y para folclore va y entra en escena el periodista jubilado José María García, quien ha afirmado: “El fútbol femenino es mentira en su organización...El gravísimo error de las chicas es que se han creído esa mentira”. El otrora conocido como “Butanito” ha dicho lo que muchos piensan y no se atreven a decir en pleno auge informativo del deporte femenino. El pasado marzo los periodistas deportivos celebraban que “60.739 espectadores en el Wanda: récord de un partido femenino”, ocultando que la mayoría de las entradas habían sido regaladas. Y a la semana siguiente, “si te he visto no me acuerdo”.
La mentira del fútbol femenino, como la del resto del deporte en equipo de mujeres es la de creerse que todo este espectáculo festivo mediático de los últimos años contribuye de verdad a la igualdad de la mujer en la sociedad. Y no es así.
En esta celebración abundan lo epítetos, sobrecargados, impostados como los malos actores: “Las guerreras, la lobas, las vikingas”...triquiñuelas de los periodistas para tapar su mala conciencia. Sin dudarlo, saben que nunca le darían más importancia a la victoria de la copa de Europa de un equipo femenino que a la misma victoria del Real Madrid del testosterónico y tatuado Sergio Ramos.
Esto es solo un espejismo interesado. En el abultado menú informativo, el deporte femenino come solo de las sobras del masculino, lo hace por la puerta de atrás y en la cocina. Si gana un Nadal no abrirá la Nadala aunque gane ésta. Si gana Fernando Alonso no abrirá el informativo Fernanda aunque sea más rápida.
Más mala conciencia. Se denuncia el machismo de los insultos, cuando en realidad en los campos de España los insultos son tristemente habituales y no hacen distingos de edades, colores y tampoco de género.
La igualdad en el deporte solo será verdadera cuando los equipos sean mixtos. Cuando haya un Real Madrid y un Barcelona CF con mujeres y hombres en su primera plantilla jugando juntos. Por cupo o sin cupo. Parece un disparate pero no hay razones para que no sea así.
Lo llegaron a comprender mis alumnos de 2ºA en el IES Fuente Nueva. ¿Que hay diferencias físicas entre hombres y mujeres? Por supuesto. ¿Es que no existen esas misma diferencias entre los jugadores varones? Las hay y nadie lo toma como problema. Como decía García: “¡Para la cinta!” y rebobinemos. El deporte colectivo fue en sus orígenes hace siglos un reflejo más de la discriminación de las mujeres en todos los órdenes de la sociedad. Cuando los deportes colectivos como fútbol o baloncesto renacieron en su forma actual lo hicieron a caballo entre los siglos XIX y XX cuando ni siquiera las mujeres podían votar. Mantuvieron la segregación, la separación.
La división de los deportes en equipo en categorías masculina y femenina no tiene sentido ya. Es claramente una segregación como en su día fue la racial en el sur de los Estados Unidos. Paremos la cinta otra vez y rebobinemos hasta los años 60. Imaginemos que ni Rosa Parks, ni Martin Luther King ni los Kennedy hubieran existido y el movimiento por la igualdad de los negros no hubiera triunfado. ¿Se imaginan que décadas después estuviéramos hoy celebrando los maravillosos avances y mejoras de los hoteles, colegios y restaurantes para negros tal y como muestra la bonita película ‘Green book?. Sería absurdo moralmente.
La mayor dificultad en algunos problemas es no verlos con otra perspectiva. Y este es uno de estos casos.
Feministas 3.0 y machistas cerriles se ponen de acuerdo en ridiculizar esta propuesta. Cuando mujeres y hombres compartan el mismo equipo de fútbol, de baloncesto, de rugby...entonces todo lo bueno y malo que del fútbol y del deporte se contagia a la sociedad no tendrá distinciones de sexo o de género. El Real Madrid mixto y la UD Almería mixta serán admirados con sus jugadores y jugadoras por igual.
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