En política sucede algo parecido a la temporada en la Liga de fútbol de la división de honor: nadie parece querer ganarla. Cuando el Madrid, el Barcelona o el Atlético tienen la oportunidad, pierden o empatan. La Liga ha sido hasta ahora, con escasas excepciones, de un bipartidismo casi perfecto, el de Barcelona y Real Madrid. Pero este año parece que puede ganar cualquiera.
La ventaja del fútbol respecto a la política es que quien gane la liga, aunque sea por un punto, es el campeón. En política hemos pasado del bipartidismo del PP y PSOE, que se han repartido las "ligas", a una situación en la que no basta ganar, hay que hacerlo por mayoría absoluta o con la suficiente para poder pactar y lograr los votos suficientes. Ganar por uno, diez o veinte escaños no sirve si no se alcanza la mayoría. Meter más goles no te da el poder. Necesitas más. ¿Se imaginan lo que sería la Liga si un equipo pudiera sumar los puntos de otros para ganarla? Pues es lo que pasa en la política y lo que tenemos delante el 10-N.
Las encuestas, salvo la del CIS, pronostican lo mismo: un empate técnico entre izquierda y de derecha, con una ventaja del PSOE sobre el PP que decrece poco a poco, una subida de Vox, seguramente debida a la nula política del PSOE en Cataluña y a su gestión de La exhumación de Franco, y sin que el "fenómeno Errejón" sea más que testimonial. Además, la caída leve, en el caso de Podemos, y muy fuerte en el de Cs. Fuera de eso, ningún cambio importante y un fracaso, si se confirman los pronósticos, de Sánchez que no quiso pactar, confiado en que unas nuevas elecciones le darían la mayoría suficiente. Las cosas cambian cada día y los independentistas catalanes, encabezados por su Govern y enviados al abismo por Torra, están dispuestos a crear un enfrentamiento que provoque una actuación firme del Gobierno, no parece que nadie esté en condiciones de decir que va a ganar.
Habrá que hablar de pactos y los partidos deberían dejar claro sus compromisos preelectorales. Entiendo la reticencia a hacerlo hasta saber con cuántos votos van a contar, pero los ciudadanos tienen derecho a saber si va a haber líneas rojas . Sánchez ha dicho ya que no habrá pacto con el PP --que, en mi opinión, va a ser la única salida posible si no se produce un vuelco en las elecciones-- y Casado sostiene que va a ganar y que no sostendrá al PSOE. Solo Cs ha dejada abierta la puerta, pero es posible que sus escaños sean irrelevantes. Podemos pone como condición entrar en el Gobierno --y Sánchez sabe que eso es dinamita si no tienen una mayoría muy alta--. Lo de Errejón es una anécdota. Y si el PP necesita a un Vox creciente, ¿se arriesgará a gobernar bajo una amenaza constante y posiciones extremas, en muchos casos, inaceptables? Somos un gran país con problemas que solo pueden resolver la generosidad y la grandeza de miras de los dos grandes partidos. Solo unidos pueden ganar la Liga y sentar las bases del futuro. Esta Liga no es para 'hooligans', es para ciudadanos.
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