Emilio Ruiz
16:20 • 23 oct. 2011
De la cerveza, casi todo lo que cuentan es bueno. Dicen que es una bebida natural y saludable que no contiene grasas y aporta vitaminas y minerales, además de otras sustancias con propiedades funcionales, como ácido fólico (bueno contra la anemia), polifenoles (buenos contra en envejecimiento celular), fibra soluble (buena contra el estreñimiento), maltodextrinas (buenas contra la hipoglucemia), silicio (bueno para los huesos) y alcohol etílico (moderadamente, aumenta el colesterol bueno).
Pues será por todo esto por lo que a los almerienses nos ha entrado ahora la “fiebre de la cerveza”, como antes nos entró la “fiebre del vino”, que aún mantenemos, y, dicho sea con tristeza, con resultados económico-empresariales de difícil digestión.
Far West. Éste es el nombre de la primera cerveza almeriense que se lanzó al mercado. Se elabora en Níjar. Es “una cerveza de película”, dicen sus fabricantes. En Vélez-Rubio, un matrimonio inglés elabora la cerveza Anglosajón. Su especialidad es una rubia con sabor a miel, destinada a satisfacer el gusto británico.
Bayyana. Ése iba a ser el gran proyecto de cerveza almeriense, nuestra “Alhambra 1925”. Pero parece, a juzgar por los resultados, que el promotor del proyecto ha tenido más voluntad que dinero. Por eso, ha querido popularizar su iniciativa ofreciendo al público participaciones empresariales. La respuesta de los inversores no ha cumplido expectativas. Después de lo de Ruiz-Mateos, a ver. Al final, Bayyana ha llegado a algunos bares y restaurantes de la capital. Pero lo que iba a ser “la cerveza de Almería” no ha pasado de ser “la cerveza de Almería que se fabrica… ¡en la República Checa!”. Pues es allí donde la fabrican.
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