¿Para qué?

Cuando el rey Agamenón mató un ciervo en una arboleda sagrada, según la mitología griega, y alardeó de ser mejor cazador, no imaginaría que le saldría tan cara la acción, y mucho menos que, Artemisa, la diosa helena de los animales salvajes se lo haría pagar en el estrecho de Euripo, en la ciudad portuaria de Áulide, donde hizo parar el viento para que aquel no pudiera continuar su viaje a Troya para la guerra. Y es que, para contentar a Artemisa, Agamenón tuvo que sacrificar a su hija Ifigenia.

También la consejera de agricultura, ganadería y pesca, Carmen Crespo prefiere sacrificar al alcalde de Alcóntar metiéndolo en un berenjenal y armando la de Troya entre comarcas por el agua en la cuenca del Almanzora, creando un problema donde no lo había, pretendiendo hacer pozos en masas de aguas en mal estado para extracción de nuevas aguas. Primero que si el agua es para los regantes, después que si es para consumo doméstico, el alcalde de Olula del río dice que es para su pueblo, el de Pulpí que es para el suyo,…, y mientras el de Alcóntar defendiendo lo indefendible pues peligra la continuidad de regadíos tradicionales y el futuro de tesoros hidrológicos y turísticos de la zona que, actualmente, frenan la despoblación de nuestro interior.

A saber los motivos reales de la diosa del PP almeriense para poner esta medida en marcha incurriendo en chapuzas, escondiendo la verdad y sin un ápice de claridad, con una memoria asociada que cataloga la zona  como de “emergencia”, sin tener en cuenta que los municipios implicados poseen otros recursos ya existentes.

Según la mitología, Artemisa sustituyó en el último momento a Ifigenia por una corza, pero la hizo sacerdotisa en Táurica donde debía sacrificar a cualquier extranjero como ofrenda hacia ella. De la misma manera, Crespo compensará al alcalde de Alcontar, mientras éste le presenta como ofrenda para ella la traición hacia sus vecinos, traducida en sacrificio de la pervivencia futura de su pueblo.