Vuelven las obras al Almanzora

Mientras seguimos mirando el contenido de las alforjas que nos hemos tenido que comprar para este viaje a ninguna parte que le hemos pagado al Dr. Sánchez, los muecines del progresismo convocan a la alarma por la repentina aparición de millones de fascistas que al parecer incluyen en su dieta diaria uno o dos rojos de toda la vida. Madre mía, qué susto. Así que será bueno que nos fijemos en otras realidades ajenas al bucle electoral. Por ejemplo, se está hablando muy poco de la vuelta a la actividad de las obras de la Autovía del Almanzora tras muchos años de espera. Tendría que levantarme a mirar el dato y ando ahora un poco liado, pero si no es la más retrasada, esta carretera está con toda probabilidad entre las infraestructuras más demoradas de toda España y Europa. Recuerden que esta carretera, tan estratégica para el sector del mármol almeriense, fue anunciada por la Junta de Andalucía socialista a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado y a día de hoy, más de tres décadas después, sigue sin concluir. Por lo tanto, que la actual Junta de Andalucía retome con energía este proyecto es, objetivamente, una buena noticia para todos los almerienses. Aunque claro, siempre puede que haya quien la vea con desagrado o frunza el ceño ante esta noticia, por el simple hecho de que la recuperación de la actividad viene de la mano de lo que ellas y ellos llaman “trifachito”, siempre con el desdén que desprende la pretendida superioridad ética y con la cara quien está olfateando alguna deposición. Pero lo cierto es que ellas y ellos, con todo su relato de fraternidades inalienables, su transversalidades ecosostenibles y su elitismo progresista, llevaban treinta años sin poder terminar una simple carretera. Y si finalizarla es el reflejo de los tiempos oscuros que nos esperan, que no cunda el pánico, porque seguro que habrá quien ponga unas velas. Pero para que no vuelva ese otro pasado que tan pocas cosas nos dejó en Almería.